♡9

24 6 2
                                    

El Coreano maldijo cuando entró al país; grandes nubes grises cubrían todo el cielo, mientras que la lluvia caía con fuerza. Él se lo esperaba, casi le suspenden el vuelo por esa misma razón, pero quiso creer que mejoraría para cuando llegara.

Al tocar tierra, lo primero que hizo fue encender su teléfono, buscando algún mensaje de Christopher, más este sólo logró ponerlo más intranquilo.

"El tiempo se puso un poco mejor, así que iré por ti.

Estaré ahí cuando llegues 😉

Te amo"

17:28

El mensaje había sido enviado hace poco más de una hora, por lo que, según sus cálculos, el Australiano debía de estar por llegar.

Fue en busca de su maleta, viendo impacientemente cómo pasaban todas ellas, menos la de él. Decidió mandar un mensaje a su novio, avisándole que había llegado finalmente, lo volvió a guardar, sin preocuparse en esperar una respuesta.

Tal vez fueron unos veinte minutos en los que miró aburrido pasar las maletas hasta encontrar la suya, y una vez la encontró, salió en busca de Christopher. No estaba donde solía esperar todo el mundo, así que salió sin más, quedándose cerca para que el castaño pudiera encontrarlo.

Miraba a las personas pasar, sintiéndose ansioso al ver cómo todos los pasajeros de su vuelo ya se habían ido.

Volvió a escribirle al Australiano, más los mensajes ni siquiera le llegaban, poniéndolo nervioso, ¿Por qué estaba tardando tanto?

Movía su pierna rápidamente, suspirando cada tanto. Había intentado llamar a su novio, pero le mandaba directamente al buzón de voz.

Sin poder quedarse sentado otro minuto más, se levantó, caminando fuera del aeropuerto, sintiendo el aire frío golpear su rostro.

Tampoco había rastro del mayor ahí.

— Dicen que se dio vuelta totalmente, y que golpeó al menos dos autos. — Escuchó a una mujer, no muy lejos de él. — No venía con muchos pasajeros, por suerte, pero todos ellos están en el hospital ahora.

— Es una tragedia aún así, tantas personas lastimadas, e incluso... vidas perdidas, no puede ser... — Respondió el hombre que acompañaba a la mujer.

— Disculpe... — Se acercó a ellos, con el corazón a mil. — ¿Hubo un accidente?

— Sí, está en todas las noticias. — Dijo el hombre. — Un bus de acercamiento tuvo un accidente camino aquí.

— Dicen que el chofer no pudo controlar los frenos, la calle tenía una capa de hielo. — La mujer se veía triste. — Dios, que terrible...

— Sabe... ¿Hace cuánto ocurrió? ¿A qué hospital fueron llevados los pasajeros? — Su voz temblaba, sintiendo el miedo abordar todo su cuerpo.

— Hace menos de una hora, creo que al Hospital de Seúl. — Respondió de nuevo la mujer, quien parecía ser la que más sabía.

— Muchas gracias.

No esperó a que los mayores respondieran, buscando rápidamente un auto de transporte, corriendo hasta a él en cuanto lo encontró, llevándose unas cuantas groserías de alguien más que intentaba tomarlo.

— Lo siento, pero lo necesito con urgencia. — Dijo a través de la ventana. — Al hospital de Seúl, por favor.

— Puede que haya  congestión por el accidente... — dijo la mujer al volante.

— No importa, necesito llegar ahí. — Habló con urgencia, queriendo que la mujer no lo cuestionara.

Sacó su teléfono, empezando a mandar mensajes a su novio una vez más, haciendo una llamada tras otra, a pesar de que ninguna de ellas lograba ir más allá del buzón de voz.

Por un momento quiso pensar que el mejor amigo del castaño lo había detenido de venir por él, por lo que rápidamente marcó el número de Han.

— Han, por favor dime que no dejaste que Christopher viniera por mi. — Habló, sintiendo un nudo en su garganta.

— Bueno, lo intenté, pero no me hizo caso, estábamos en la cafetería de Felix, y en cuanto me distraje... — Oyó un suspiro.

— ¿Aún no está contigo? ¿Hace cuánto llegaste? — Escuchó la voz de su mejor amigo.

— Hace más de una hora... — Finalmente sollozó. — Dime que no estaba ahí, Han, díganme que no estaba en ese autobús del accidente. — Su voz no paraba de temblar, sintiéndose totalmente indefenso. — Él está bien, ¿cierto?

La mujer al volante sintió lástima por el tono tan triste del pasajero, y es que, todos sabían que si Christopher iba en ese autobús, las probabilidades de que estuviera bien eran realmente bajas.

Tristemente, la positividad que el pelinegro quería tener, no serviría de mucho.

The rest of my life ♡︎ [ChanIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora