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El pelinegro no recuerda cómo fue que salió del hospital, tampoco recordaba cómo es que había llegado a casa de Hyunjin, no recordaba nada después de haberse puesto el anillo y haber empezado a llorar una vez más. 

Se sentía débil, incapaz de moverse si quiera para buscar su teléfono. Se quedó mirando por el pequeño espacio entre la cortina y la ventana, la lluvia seguía haciendo de las suyas afuera, podía saberlo a pesar de que el cielo nocturno cubriera toda su visión, las gotas de lluvia sonaban ferozmente contra la ventana, lo cual ocultó los primeros sollozos del Coreano.

No pasó mucho tiempo para que el llanto se escuchara en el salón de esa misma casa, alertando al dueño de esta misma, y a sus visitas. 

— Despertó. — Murmuró Han, mirando con sus ojos rojos, la puerta de la habitación. — ¿Debería alguno de nosotros ir con él? 

— No lo creo. — Dijo Seungmin, otro de los mejores amigos del Coreano. — Será mejor dejarlo tener su duelo por ahora, sin embargo... no creo que él sea capaz de... organizar el funeral. 

A pesar de que Seungmin no era gran amigo de Christopher, tampoco podía retener las lágrimas. 

— Debemos hacerlo nosotros. — Dijo Hyunjin, limpiando su rostro una vez más. — ¿Creen que debamos llamar a sus padres? 

— ¿Aún no lo saben? — Preguntó Seungmin, sorprendido. 

— Ellos echaron a Christopher de la casa cuando conoció a Jeongin, no querían a un hijo al que le gustaran los hombres, después de eso, ellos le dijeron que jamás volviera a buscarlos, y se olvidara de ellos. — Contó Han — Su hermana en algún momento lo apoyó, pero luego llegó al punto que sólo lo saludaba por su cumpleaños. 

— Pienso que deberíamos decirles, al menos a su hermana. — Suspiró Hyunjin. — No creo que venga, pero aún así. 

— Intentaré contactarla... — Dijo Han. — Dios, no puedo creer esto, no debí dejarlo solo, sabía que saldría en cuanto tuviera la oportunidad. — Han volvió a llorar, cubriendo su rostro. — Es mi culpa.

— Claro que no lo es, Han, Christopher encontraría la forma de ir aunque estuvieras todo el tiempo junto a él. — Consoló el rubio. — Nunca creímos que algo así fuera a pasar. — Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

Y es que ninguno podía creer que hace sólo un par de horas el castaño estaba dando saltos dentro de la cafetería, prácticamente gritando a los cuatro vientos que se iba a casar con Jeongin.

Han sentía un vacío en su interior, ¿Cómo su mejor amigo se había visto en aquel horrible accidente? ¿Por qué tuvo que morir? No podía creerlo, no quería aceptar que ya no vería a su infantil amigo.

                         {...}

Las acciones del pelinegro parecían ir en modo automático mientras hacía el nudo de su corbata, sus ojos; cansados y rojos, habían perdido todo el brillo que alguna vez tuvieron, totalmente opacos, y bajo ellos, unas oscuras ojeras, su nariz y labios estaban resecos; todo marcaba las largas horas que había estado llorando por su novio. 

Una vez terminó, se miró en el espejo de cuerpo completo frente a él, suspiró, cambiando su vista a las fotos que estaban pegadas en el marco de este mismo. Sintió el nudo en su garganta una vez más, intentó evitarlo pestañeando rápidamente, apartando la vista de ahí. Sin embargo, al sentarse sobre la cama, y mirar a su alrededor, las lágrimas volvieron a acumularse en sus ojos, las cuales caían sobre su ropa mientras jugaba con el anillo en su dedo anular.

Su vista borrosa fue a parar sobre aquella bola de pelos que se intentaba acercar a él, levantó sus manos, dejando que Kkami se acomodara en sus piernas, lo acarició, sintiendo como el animal se arrimaba contra él, e intentaba lamer su mano disponible. 

— Está bien... — Murmuró cuando el canino más pequeño llegó junto a ellos, buscando las manos de su dueño. — Estoy... Estaré bien... — Los perritos parecían ladrar de manera triste, consolando al hombre. 

Jeongin siempre creyó que los animales podían sentir las emociones de las personas, y el que hayan estado detrás de él desde que volvió a su hogar confirmaba sus creencias, y por alguna razón, eso sólo podía ponerlo más triste, ¿y si los animales también se ponían tan tristes como él?. 

— Él no volverá... nunca... — Sollozó. — No entiendo cómo podré seguir sin él, y yo... realmente no sé si quiero estar aquí sin él... 

The rest of my life ♡︎ [ChanIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora