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En cuanto Jeongin divisó el hospital a unos metros de ellos, buscó el dinero para pagarle a la conductora, incluso dejando algunos extra por si el monto total cambiaba en ese par de metros.

Cuando el auto se detuvo frente a la entrada del hospital, el pelinegro agradeció y le entregó los billetes a la mujer. Bajó del vehículo rápidamente, agradeciendo que su maleta no fuera muy grande.

Prácticamente corrió hasta el interior del edificio, sintiendo el objeto con ruedas una molestia, pues no podía ir más rápido.

— Disculpe, ¿Aquí llegaron los pasajeros que iban en el bus de acercamiento al aeropuerto? — Preguntó a la primera persona que vio, esta se veía agitada, sin embargo, asintió. — ¿Ya los identificaron? ¿puede decirme si Christopher Bang es uno de ellos?

— ¿Christopher Bang? — El chico pareció pensarlo un poco, leyendo algunos papeles en sus manos. — Sí, lamentablemente no tengo mucha información sobre él en este momento, está siendo atendido de urgencia. — Lo miró, sonriendo amablemente. — Puede esperar por allá, y cualquier información nueva le será entregada de inmediato. — Hizo una reverencia, para después salir corriendo en alguna otra dirección.

Los ojos de Jeongin se llenaron de lágrimas al instante, temiendo lo peor.

¿Christopher estaba grave? ¿Estaba muy lastimado? O tal vez no había tenido grandes heridas, y podría verlo pronto...

Dios, quería pensar que su novio estaba bien, que no le ocurriría nada realmente malo, ambos saldrían del hospital esa noche, o tal vez al día siguiente; Jeongin lo regañaría por no hacerle caso, y luego lo mimaría hasta que sanara.

Sí, eso es lo que iba a pasar.

Las horas pasaban, y Jeongin a poco le faltaba para comerse los dedos de la ansiedad. Nadie le había comunicado del estado de su novio, no sabía absolutamente nada.

Por al menos dos horas, estuvo imaginando distintos escenarios sobre el estado del castaño, algunos muy buenos, que terminaban con ellos dos acostados y acurrucados al días siguiente, y otros... que prefería no pensar mucho.

Cuando había pensado en por fin ir en busca de información, una mujer un poco mayor, junto con el chico que había hablado antes, llegaron hasta él.

— ¿Usted es familiar de Christopher Bang? — Preguntó la mujer, él asintió. — ¿Cuál es su nombre?

— Yang Jeongin.— Tartamudeó.

— Bien, señor Yang, siéntese, en primer lugar, debo pedirle que me confirme la identidad del paciente, ¿Es él Christopher Bang? — Preguntó, enseñándole una foto del expediente médico de su prometido, asintió inmediatamente. La mayor hizo una pausa, guardando la fotografía. — Lamento informarle que el señor Bang falleció hace unos minutos tras un extenso intento de reanimación.

El pelinegro en ese momento sintió su mundo venir abajo, sin creer una palabra de lo que la mujer soltaba.

La negación nublaba su mente, más sentía su corazón totalmente roto. Escuchaba aquellas palabras una y otra vez, aquellas que le decían que el amor se su vida había muerto.

¿Esto era real? Su corazón dolía como mil demonios, e incluso su cabeza empezaba a doler como nunca antes, sus ojos ardían al igual que su nariz, sintiendo el nudo de llanto en su garganta, el cual se desataría con sólo una palabra pronunciada.

—No... — Las primeras lágrimas cayeron, siendo seguidas de muchas otras que no pudo detener.

— Lamento mucho su pérdida, cuando el señor Bang fue encontrado presentaba muchas complicaciones respiratorias, además de los traumas en su cuerpo. — La mujer sentía su pecho apretado al ver al hombre llorar desconsoladamente a su lado, murmurando cosas que no podía entender. — Él lo intentó fuertemente, peleó hasta el último minuto.

Jeongin no podía escuchar nada más, sentía todo su alrededor girar una y otra vez, las palabras rebotaban en su cabeza, destrozándolo aún más, apuñalando cada parte de su interior.

Chris murió.

Aquel hombre que había amado como a nadie, había sido víctima de una mala jugada del destino, se supone que él viviría por muchos años más, se casarían, quizás adoptarían más mascotas, o incluso a un bebé, eso lo decidirían con los años. Discutirían por quién debía cocinar, o porque alguno de los dos olvidó alimentar a sus mascotas.

Todas esas imágenes del Christopher y Jeongin del futuro iban desapareciendo, llevándose las mascotas y bebés que había creado en su mente.

No se sentía preparado para lo que venía, ¿Cómo iba a reparar su tan destrozado corazón?

The rest of my life ♡︎ [ChanIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora