Capítulo 13

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La "doble cita" fue mejor de lo que me esperaba, acabamos de ver el espectáculo de luces y Oliver nos llevó a Laura y a mi a cada casa.

Al llegar me fui directa a la cama, en mi rutina diaria ya era costumbre olvidarme de comer varias veces en el día. Recuerdo que la charla que nos dio el orientador del instituto fue hace aproximadamente 2 meses, sí, 2. El tiempo pasaba más rápido de lo que yo me creía, y creo que aquella charla fue el desencadenante de alguna forma de todos lo problemas que había empezado a arrastrar desde entonces.

Y no culpo al orientador, el solo quería que no pasase lo que acabó por pasar, pero supongo que algunas cosas ocurren porque tienen que ser así sin más, sin ningún porqué.

Aún no sabía exactamente qué es lo que me pasaba, no quería ponerme la etiqueta de anoréxica porque anoréxica eran esas chicas hospitalizadas que deberían pesar 60 kilos y pesan 35, yo estaba... ¿normal? a ver tampoco gorda, una chica más del montón. (O eso pensaba, mucho más adelante me di cuenta, que para llegar al límite de la hospitalización, esas chicas un día fueron como yo, un día empezaron así, sin darse cuenta en ese mundo de mierda; como yo).

Ojalá las cosas hubiesen sido diferentes, ojalá nunca me hubiese visto en el espejo aquel día y no hubiese sentido esa ansiedad tan innovadora, pero desagradable. Ojalá tantas cosas...

Aquella mañana del día 2 de enero (ya pasó año nuevo, y como os dije: sola en casa), Laura se presentó en mi casa emocionada:

-Adivina quién me ha pedido una cita.-Dijo nada más le abrí la puerta de mi casa.

-¿Brad Pitt?- Dije apoyada en el marco de la puerta.

-Mucho mejor. Sebas, el hermano de Don Chico de Seguridad.-Su cara resplandecía, se veía la ilusión en sus ojos.

Me eché a un lado y la dejé pasar. Nos sentamos en mi sofá y empezamos a charlar de aquella proposición:

-No sé si te fijaste pero cuando estábamos en la pista de hielo nos dimos los números y él en cuanto llegó a su casa me envió este mensaje.-Decía buscando entre sus chats aquel mensaje.

"Soy un torpe con el patinaje, creo que voy a necesitar una profesora personal que me enseñe, ¿podrías ser tú?"

Estaba claro que Oliver y Sebas eran hermanos, se parecían mucho, y no solo físicamente, sino también en la forma que tenían para hablar a las chicas.

-¿Y que le has contestado tú?.-Pregunté con curiosidad.

-Yo no tengo problema en darle clases de patinaje, además nunca he estado con ningún chico y creo que ya es hora de que me abra a conocer al menos a uno, supongo que mi estereotipo de chico literario tendrá que ser un poco más bajo, nadie es perfecto.-Decía mientras se reclinaba en el sofá.- Y ¿a ti como te va con Oliver?.-Añadió.

-Desde aquel día solo nos hemos enviado mensajes, no me ha vuelto a decir de quedar. Creo que está esperando a que le diga yo de quedar.-Confesé.

-¿Y A QUE ESTÁS ESPERANDO?.-Dijo levantándose de un salto del sofá y cogiendo mi móvil.

Chicos y chicas, os doy un consejo;  Nunca, NUNCA, dejéis que vuestra mejor amiga sepa la contraseña de vuestro móvil porque pueden pasar estas cosas.

Laura se echó a correr por toda mi casa, subió  a la planta de arriba y se encerró en el baño, y justo cerró la puerta en mi cara.

-¿Sabes que te odio?.-Le grité acompañado de un puñetazo a la puerta.

-Sabes que me amas.-Decía entre risas.

2 minutos después salió del baño y con una gran sonrisa extendió mi móvil en señal de: Ya le he hablado yo y no vas a poder hacer nada porque ya ha respondido.

-¿Qué has hecho Laurita?.- Dije mientras desbloqueaba el móvil a toda prisa.

"Oye chico guapo de seguridad, ¿te apetece quedar dentro de un rato y venir a mi casa a ver películas?. Mi hermana no llega a casa hasta la noche, tengo muchas ganas de verte."-Leí en voz alta.

-Te juro por mi vida que te cogía ahora y te mataba.-Dije con mirada de odio clavada en Laura.

-No seas palurda y lee lo que él a dicho.-Dijo y me dio un pellizco en el moflete.

"Hola Laura, dile a Rebeca que por mi encantado de pasar el día con ella en su casa, solo si le parece bien."- Al final de esa frase suspiré con un alivio gigante.

Oliver ya sabía como era mi forma de escribir y me lo conocía lo justo y suficiente para saber que yo no diría eso.

-Se ve que el chaval está atento a todo.- Dijo decepcionada Laura.-Al menos tienes una cita hoy, así que ya te puedes ir arreglando, yo me las piro.

-Anda sí, mejor vete que si no te arranco las pestañas postizas.- Reí y le di una pequeña patada en el culo.

Laura se fue, y sinceramente no tenía muchas ganas de arreglarme para pasar el día en mi casa así que simplemente me puse unos pitillos negros, una camiseta blanca ancha que en la espalda tenía un dibujo negro y el pelo suelto.

Oliver llegó a las 12 de la mañana con una bolsa grande, al abrirle la puerta pude verla:

-¿A caso piensas secuestrarme y meterme ahí?- Dije sin quitarle ojo a la bolsa.

-No mi querida Señorita Monter, si vamos a ver películas, las vamos a ver bien.

Pasó y comenzó a mirar todas las paredes de mi casa, llegó al salón y de una pared que había frente al sofá comenzó a retirar los muebles.

Me acerqué a él y le cogí del brazo para que parase.

-Oye vienes a ver películas no a remodelar mi casa, ¿Qué narices estás haciendo?.-La verdad es que estaba algo enfadada, era lo último que me esperaba que fuese a hacer.

-No seas boba y abre la bolsa.

Fui a mirar la bolsa y el continuó con su labor de manitas:

Dentro de la bolsa había una caja grande; había un proyector de películas, un portátil y algunos aperitivos.

Comencé a reír y le dije:

-Parece que traes el kit necesario de cine.- Dije mientras sacaba todo de la bolsa y lo ponía encima de la mesa.

-Te lo he dicho, si vemos una película, lo hacemos bien.


"Está claro, es un chico literario... Pero a veces la ficción se vuelve realidad, y con él, todo era real, todo era perfecto."



Querido espejo: Te odio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora