Capítulo 20

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-Sufrió una sobredosis de medicamentos, el golpe que recibió en la cabeza fue muy fuerte y no veremos las consecuencias hasta que despierte. -Oí una voz masculina decir cerca mía mientras abría los ojos.

Al abrirlos 3 personas se me quedaron viendo con cara de asombro. Dos chicas y un hombre, parecía ser un médico. ¿Acaso estaba en el hospital?

Una de ellas se acercó corriendo a mi y se me tiró a los brazos.

-Rebeca tía te has despertado, estábamos asustadísimas. - Decía la chica, era bajita con el pelo rizado, y su voz se me hacía muy familiar, como sacada de un sueño. Pero no lograba descifrarla.

-¿Qué? - Dije asustada mientras intentaba que se alejase de mi.

El médico me miraba fijamente, no sabía que estaba pensando, pero seguro que no era nada bueno.

-¿Cómo que qué? - Dijo la otra chica que estaba a los pies de mi cama.

El médico cogió del brazo a las dos chicas y las sacó al pasillo, creían que no los escucharía pero pude distinguir palabras entre medio.

"Golpe en el cráneo" "Pérdida de memoria" "Largo o corto plazo".

Espera... ¿Acaso había perdido la memoria? Eso no podía ser posible, ¿acaso me había golpeado la cabeza? ¿Cuándo?

Mientras ellos 3 hablaban, un chico apareció en mi habitación de hospital, tenía unas muletas, era alto, con los ojos marrones y unas motitas verdes, entró y me sonrió con la sonrisa más preciosa del mundo, pero... Yo no sabía quien era, no entendía nada. Antes de que le diese tiempo a cerrar la puerta a sus espaldas, una de las chicas rápido entró y le dijo bajito:

-Oliver, no hables con ella, ven a fuera un momento. - Al acabar de decir esa frase, el chico me miró con cara de no saber qué estaba pasando, pero hizo caso  y salió fuera.

Al cabo de varios minutos entraron todos a la habitación, se pusieron a los pies de la cama y el médico se me acercó.

-Hola Rebeca, ¿cómo te encuentras?. - Me preguntó amablemente.

-Pues... No lo sé... No entiendo nada de lo que está pasando. -Dije sin dejar de mirar el techo.

-No sabes quienes son ellos, ¿verdad?. -Dijo mientras tocaba mi hombro de manera reconfortante.

Lo miré a los ojos y se me llenaron de lágrimas, no pude decir nada, simplemente negué con la cabeza.

-De acuerda Rebeca, necesito que te tranquilices. Has sufrido un golpe en la cabeza muy fuerte a causa de un desmayo, y se ve que ha dado justo en la zona de la memoria. En algunos casos suele ser durante un período corto de tiempo y en otros se tarda más. Ellos se van a presentar y tu ves si te suenan o no, ¿vale?

Miré a aquellas personas y dije que sí con la cabeza. Realmente no sabía que otra cosa decir.

La chica de pelo rizado dió un paso a lante y dijo:

-Rebeca, soy Laura, somos mejores amigas desde siempre, hemos compartido toda nuestra vida juntas y somos prácticamente familia, no sé qué decirte... Simplemente... Intenta recordar todos los buenos momentos.

La otra chica dió otro paso adelante:

-Rebe, yo soy María, tu hermana mayor, te crié siempre yo con la abuela, y hemos vivos solas desde hace ya algunos años, solo espero que recuerdes poco a poco algo se estos 17 años.

El chico dió un paso adelante y dijo :

-Hola señorita Monter, yo soy Oliver, o como a ti te gustaba decirme 'Don chico de seguridad', nos conocimos en el primor hace 2 meses, no sé si presentarme como tu amigo... O como tu novio... Pero espero que recuerdes cada día que has pasado conmigo.

Los miraba a cada uno con la misma cara, aquella de expresión facial de "póker". No, no conocía a nadie, y no me sonaba nada de lo que decían.

-¿Por qué me desmayé? - fue lo único que conseguí decir.

-Hablaremos de eso más adelante. -Dijo el médico antes de que nadie respondiese.

Salieron todos de la habitación y me dejaron sola. ¿ Cómo era posible haber olvidado una vida entera?.

Algo tenía que haber en mi cabeza, lo más mínimo.

Y sabía que tenía que conseguir recordar algo, me lo había propuesto.

Los días pasaban en aquel hospital, cada día pruebas nuevas y juegos de memoria, María y Laura venían cada dos días pero aquel chico ,Oliver, permaneció cada día allí conmigo.

Al principio era extraño tenerle allí pero poco a poco fui cogiéndole cariño. Se notaba que quería que le recordase, se notaba que le importaba, se notaba que quería cuidar de mi sin importar nada más.

Estábamos sentados en mi cama jugando a juegos de Carta con la baraja española.

Pero de pronto... Algo vino a mi memoria, mi hermano, solo eso.

-Oye, ¿y donde está mi hermano? -Le pregunté a Oliver.

-¿Qué hermano? Que yo sepa solo tienes a María.

-Acabo de... Recordar que tengo un hermano. ¿Acaso es posible recordar cosas que no existen?.

-Rebeca creo que no estás bien, ¿quieres que llame al doc...

Rápido le interrumpí, me había acordado de su nombre. Y del nombre de mi padre.

-ACABO DE ACORDARME. NO SÉ CÓMO PERO MI HERMANO SE LLAMA SEBASTIÁN Y MI PADRE JOSUÉ.

Querido espejo: Te odio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora