Capítulo 1

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Después de arreglarme y ponerme un vestido de color oro, salí de mis aposento y me fui al comedor donde ahí estaban mi madre, mi padre, y mi hermano.

- Hanna siéntate - dijo mi padre.

Tomé asiento y mi madre me dio un libro viejo, donde había escrito e ilustrado con dibujos, los pasos que debían seguir las princesas de nuestra familia para convertirse en reina.

- estáis bromeando, ¿verdad? - dije levantando una ceja.

- como vamos a estar bromeando Hanna, - dijo mi hermano Erik.

- no voy a casarme por vosotros, ni por nadie, - dije levantándome y yéndome a los jardínes.

Desde que era pequeña me había entrado curiosidad por ir al pueblo, nunca había ido ya que mis padres decían que ir allí era peligroso.

debería ir al pueblo, de todos modos, los mayordomos van al pueblo para traer la comida, me puedo hacer pasar por una pueblerina

Así que me me dirigí de nuevo hacía mis aposentos, en donde busqué por todos lados hasta encontrar un velo, me lo coloqué en la cabeza intentando taparme el pelo y la cara, menos los ojos. Y decidí salir por la puerta trasera del castillo.
Una vez pasé el puente que había para poder llegar al pueblo, estaba oficialmente fuera de territorio de la Realeza.

- disculpe, ¿podría darme una moneda? - dijo una señora que sostenía en su mano una botella de alcohol.

- eh...lo lamento pero no traigo dinero - dije nerviosa

continue caminando hasta que me choque con alguien.

- lo lamento - dije avergonzada.

- no se preocupe, culpa mía, no miraba por donde andaba, disculpe - levantó la mirada y dio un paso hacia atrás.

- ¿le sucede algo? - dije preocupada.

- yo me tengo que ir, lo siento señorita - el chico empezó a correr por las calles.

- bueno de todos modos no se quien era - dije en mi mente.

segui caminando hasta llegar a un campo lleno de flores.

- ¡hey tu! - me grito un muchacho. - ¡ven aquí a ayudarme a recolectar flores! - dijo gritando desde lo lejos.

- ¿yo? bueno, está bien - dije entusiasmada.

- ¿que haces con vestido? no puedes trabajar con vestido - dijo el muchacho.

- no, esque, verá, yo no trabajo, solo he venido a pasear un rato. - dije nerviosa.

- bueno, da igual, coge esas amapolas de allí, y metelas en el cesto - me ordenó el chico.

- por cierto, ¿como te llamas? - dije mientras recogía las amapolas.

- Sebastián, ¿porque? - dijo en un tono seco.

- a no, por nada - dije desviando la mirada.

- después te presentaré a unos amigos, seguro que les puedes arreglar su ropa - dijo el muchacho.

- ¿disculpa? yo no se coser - dije un poco molesta

- ¿no sabes coser? que tonterías dices, por cierto, ¿tu te llamas?

-Hanna

- mira que bien, como la princesa, seguro que tienes a muchos muchachos por detrás. - dijo soltando una risa burlona.

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