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Vocabulario:

*Omertà o ley del silencio: es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre los delitos considerados asuntos que incumben a las personas implicadas. Esta práctica es muy difundida en casos de delitos graves o en los casos de mafia donde un testimonio o una de las personas incriminadas prefieren permanecer en silencio por miedo de represalias o por proteger a otros culpables. En la cultura de la mafia, romper el juramento de Omertà es castigado con la muerte.
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Lisa.

Sin creer lo que acaba de suceder, cerré la puerta de la habitación de invitados con más fuerza de la necesaria.

La había besado. Había besado a Jennie.

Y ella se había apartado de mí.

Luego de gemir.

Cierto. Aquello era un pobre consuelo para mi ego lastimado.

Gruñí cuando el agua fría de la regadera tocó mi piel, pero me quedé allí parada estoicamente, sintiendo como los restos de mi excitación desaparecían poco a poco.

Estaba comportándome como una pendeja.

Kim Jennie no podía tener semejante efecto sobre mí. No podía.

Por el amor de Dios, no era más que una mocosa. Una mocosa torpe e inocente. Y además usaba playeras de Pucca.

Y yo era una mujer.

Una mujer que no puede dejar de pensar en los labios de una mocosa.

Ni en sus piernas. Ni en su cuello malditamente sexy. Ni en su... Volví a gruñir.

Era una maldita depravada.

Y necesitaba liberarme de alguna forma. Necesitaba hacerlo ya.

En un movimiento, cerré el grifo y salí del baño envolviéndome una toalla a la altura del pecho mientras tomaba mi telefono.

- ¿Lisa? - Rodé los ojos cuando la ansiosa voz de Sorn me recibió al otro lado del teléfono.

- Sí, soy yo. ¿En dónde estás?

- En mi casa. ¿Quieres verme?

- Estaré allí en veinte minutos.
Colgué el teléfono, haciendo una mueca.

No era a Sorn a quién quería follar.

Sorn me había aburrido hace mucho tiempo.

Entonces ve a tu habitación y fóllate a quién de veras quieres follar.

Jennie me había pedido que me marche.

Y Dios sabe que me costó una mierda irme, pero lo había logrado.

No podía volver como una idiota e intentar seducirla de nuevo.

No podía dejar que la castaña pensara que estaba obsesionada con ella.

Porque no lo estaba. Por supuesto que no.

- ¿Jisoo? - Llevé el celular a mi oído antes de que sonara por tercera vez, mientras me abotonaba la camisa al mismo tiempo.

- Lisa, hay problemas con Kai.

- ¿Qué mierda hizo ahora?

- Violó la Omertà* - Me llevé una mano al puente de la nariz, mientras esperaba la explicación de mi amiga.  - Declaró en un juicio sobre la droga importada desde México.

- Pedazo de hijo de puta. ¿Qué nombres dio?

- El de Jeongyeon, pero ya resolví eso. Los jueces no dirán una palabra.

Suya |Adaptación| |Jenlisa| G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora