Advertencia: Transfobia.
- ¡Largo de aquí!
- ¡No queremos una cosa rara como tú en la escuela!
- ¡Homosexual!
Le empujaron al suelo, hizo una mueca de dolor, pero aguanto, sólo se levantó del sueño y salió corriendo de su aula, escuchaba sus risas burlonas y sintió más de una bola de papel golpearle en la espalda, fue directo a los baños que cerro con pestillo al ver qué no había nadie más que su persona.
Camino hacia el espejo, paso sus dedos por sus cabellos tricolores y las lágrimas cayeron cuando varios mechones de pelo se quedaron en sus dedos.
Se quitó las cascaras de plátano que se habían quedado pegadas en su uniforme y vio con mayor detenimiento lo que le había hecho a su cabello.
Estaba cortado de manera desigual y ahora parecía una hoja de árbol mal hecha, apretó sus nudillos con impotencia.
¿Por qué?, ¿por qué le hicieron esto?
Jamás les había hecho algún mal, siempre fue amable con sus compañeros y nunca hizo algo para molestarlos, sus padres le habían enseñado que debía tratar a las personas como deseaba que le tratarán.
¿Entonces por qué le insultaban?, ¿por qué le habían cortado su larga cabellera a esa forma?
¿Por qué... por qué le odiaban tanto?
Limpio sus lágrimas sin éxito alguno, hipeaba mientras veía su reflejo en el espejo.
Pensó que sería distinto que en su país natal, que finalmente podría mostrarse como tanto deseaba, ¡sólo deseaba vestirse como siempre anhelo!, ¿por qué las personas veían mal aquello?
- ¿Por qué? - Se preguntó, la persona que le vio en el espejo le hizo sentir asco, porque la persona que le daba la mirada no se parecía en absoluto a lo que deseaba ser.
Escucho la campana dando por finalizado el receso, abrió su mochila, afortunadamente la llevaba consigo cuando sucedió el incidente; en su interior llevaba un segundo uniforme, el que le había comprado su padre en caso de que se incomodara en la escuela.
Se quitó la falda rosada y el chaleco violeta, colocándose el saco de color verde y los pantalones negros, dejo caer en el cesto de basura el uniforme que inicialmente portaba; estaba inservible, sus compañeros lo habían destruido para que "aprendiera a qué ese no era su género".
Se acomodo su mochila al hombro y salió del baño, camino con cautela, tal vez podría esconderse en la biblioteca las últimas tres horas de clase.
Al menos ahí a nadie le importaría verle llorar.
Ella...ella odiaba haber nacido varón.
- ¡Es que no es posible que vuelva a ocurrir esto!, ya es la segunda escuela donde le hacen esto.
- ¿¡Y eso es culpa mía!?, decía que era una escuela abierta de mente con el género con el que se identificaban sus alumnos, ¡no soy adivino!
Bajo la mirada escuchando la pelea de sus padres, sus dedos se pasaron por su cachorro que le lamió la mano, como si fuera consciente de la manera en que se sentía.
Su madre había pegado el grito al cielo cuando le vio, exigió que le dijera que había sucedido y, anexado a qué confiaba demasiado en sus padres con respecto a lo que sucedía en las escuelas a las que había estudiado, le contó todo.
Claramente a su madre no le había hecho demasiado feliz saber que lo habían acorralado sus compañeros de clase una vez que el profesor salió a almorzar y entre todos le destruyeron su uniforme y le cortaron el cabello quedando a la altura de sus hombros.
Sin olvidar que ahora parecía una maldita estrella de mar.
Y ahora debía escuchar la discusión que tenían sus padres.
Aquello era simplemente genial.
Se recargo en la pared escuchando como, poco a poco, bajaban el tono de sus gritos, dándole a entender que finalmente estaban tranquilos y hablarían con racionalidad.
Empezaba a creer que, tal vez, debió seguir fingiendo que era feliz como varón en vez de finalmente mostrarse como era.
- Ven mi niña hermosa, ya se que estás ahí arriba - Escuchó a su madre hablar, soltó a su cachorro y bajo las escaleras.
Su madre le acaricio sus mejillas una vez estuvo enfrente de ellos y, cuando su padre tomo un par de mechones de su cabello, supo que estaba molesto.
Demasiado molesto.
Su padre inicialmente estaba incómodo al saber sobre el género con el que se identificaba pero le había aceptado poco a poco y, una de las cosas que más le gustaba, era su larga cabellera, cuando veían películas los tres juntos, su padre disfrutaba peinar su cabello.
Y ahora ya no existía.
- Mi niña, ¿puedes decirme que sucedió?
Asintió, le relato lo sucedido como lo hizo con su madre, logro ver distintas facetas en el rostro de su padre a lo largo del relato, finalmente este le acaricio sus cabellos y le dijo que fuera a dormir.
Su madre le beso la frente antes de que subiera las escaleras, con la promesa que todo estaría mejor el día de mañana.
- Si, mañana todo estará mejor - Musitó mientras se veía en el espejo que había en su habitación.
Sus manos se posaron en su pecho plano, en su manzana de Adán y los músculos que poseía en sus bíceps.
Odiaba su cuerpo de varón, lo odiaba tanto, ¿por qué había tenido que nacer así?
El reflejo se burlaba de su persona, de que no era una "ella" como tal, sino un "él", deseo romper el espejo con sus manos, pero se abstuvo cuando su puño estaba a escasos centímetros del cristal.
- Mañana todo estará bien - Se repitió varias veces, tratando de calmar el vorágine de emociones que residan en su ser.
Cuando se acostó en su cama se dio cuenta que estaba llorando, apretó los párpados intentado retener las lágrimas.
"Mañana todo estará bien, todo estará bien Atemu, mañana será un nuevo día... mañana finalmente nos van a aceptar."
Se repitió una y otra vez, queriendo qué aquello llegará a su cabeza y a su corazón.
"Nos van a querer Atemu, nos van a querer como somos."
Le iban a querer.
Le iban a aceptar como una chica finalmente.
Sólo... sólo debía dormir y mañana todo sería mejor.
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Angstruary (Yu-Gi-Oh)
FanfictionFebrero no sólo es el mes del amor y la amistad, sino también el mes con mayor número de rechazos y suicidios al año. En esta dinámica realizada por "Es de Fanfics" se abordarán 15 días con temáticas no aptas para todos. Advertencias: Aparición de O...