Capítulo 8: TecnoBox

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-¿Por qué me miras mientras duermo?... El hecho de que estés callada no significa que no sienta que me miras. –le dije a mi madre aun con los ojos cerrados-

-¿Cómo sabes que te estaba mirando, podía estar pasando por aquí a buscar algo?

-Pero no lo estás haciendo –respondí tratando de no sonreír. Me corrí un poco a la derecha y palmeé el sitio en que estaba acostada hace cinco minutos para que mi mamá se acostara- Dame cinco minutos más y soy toda tuya. –abrazándola como a un osito de peluche cuando se recostó en mi cama-

            Mi mamá había amanecido más contenta que de costumbre, una vez ya levantada me encontré con un delicioso desayuno de fin de semana. Hoy tenía planeado pasar medio día con mi mamá y Gabe y lo que restaba en el Trial como de costumbre pero haciendo una parada en el taller del papá de Ty para visitar a mi bebé.

            Luego de desayunar y ponerme ropa a lo que a mí respecta cómoda, –mis nike, mi mono aladino y un suéter realmente grande que me había obsequiado Ty de Nirvana-  salimos para ir al cine y luego de compras... a la tienda de videojuegos claro está.

              Luego de una mañana y parte del medio día lleno de risas, payasadas y comida, decidí ir a darme una vuelta por el taller para visitar a mi bebé antes de ir al Trial y llevarle unas bujías al papá de Ty.

-Hey Ralf. –saludo al entrar al taller-  Traje las bujías que el Sr. M me pidió –agitando en mi mano la bolsa de bujías-.

-¿Qué hay Kat?. –contesto saludándome- Oh si claro, las estábamos necesitando para el Cadilac que estamos reparando. John y Tyler están atrás trabajando en tu auto.

            Le deje las bujías e hice mi camino a la parte trasera del taller, estoy realmente ansiosa por ver a mi bebé, hace ya varias semanas que no lo veo. A medida que me voy adentrando en el taller va apareciendo mi fabuloso Mustang, con alguien metido de cabeza abajo del capo. Pensando en que pueden ser los chicos o el Sr. M me relajo pero cuando ya estoy cerca me doy cuenta que no es ninguno de ellos.

-¿Qué haces aquí? ¿Y que rayos haces metiendo tus narices en el motor de mi bebé? –grité una vez ya parada detrás del susodicho, haciendo que este se golpeara con el capo por la cabeza debido a la sorpresa-

-¡Auch!... ¿Kat qué demonios te sucede? –respondió girándose hacia mi con una mano en donde se había golpeado-

-No, ¿Qué te sucede a ti? Quita tus manos de mi auto.

-Ok, Ok. Como quieras. –levantando las manos- Solo estaba revisando las mangueras del motor, el Sr. John me pidió que lo hiciera mientras buscaba la bomba de agua, solo relájate no me estaba robando ninguna pieza. ¡Dios!

-No me gusta que toquen mi auto, así que abstente.  ¿Qué haces tu aquí?

-Se que no soy una de tus personas favoritas, pero ya me los has preguntado dos veces y seguidas, ¿por que mejor no me dices que me vaya de una vez? –dijo con su sonrisa burlona,  para luego yo soltar un sonido de exasperación-. Ok, vine para cambiarle las pastillas al rustico de Marco.

-¿Y  tú eres su criado o qué? Por que dudo que lo hagas por puro placer, lo más seguro es que te pago para que lo hicieras. –acercándome a mi auto- Como eres tan acosador pensé que...

-No, no te estaba siguiendo, tu eres la se aparece a donde quiera que voy, creo que me tienes un GPS y todo y no me he dado cuenta. Oye  aunque pensándolo bien si debería pagarme, ya sabes el que sea su hijo no hace la diferencia. –comento pensativo y riéndose-

-Jah, buen chiste, sobre todo porque no da risa. –asegure el capo y comencé a revisar la batería- Además ya quisieras. Y tú no eres hijo de Marco solo eres su lame botas. –cuando me volví hacia atrás el estaba recostado en el auto a mi lado mirándome-.

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