"La Ultima Vez" #40

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            CONNOR COLEMAN

CAPÍTULO#40
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Salgo por el pasillo del hospital como un sonámbulo, mi mente por fin me había dejado dormir por un buen tiempo, mis ojos están más descansados que antes y ya me siento un poco mejor.
Mientras la doctora hablaba y entregaba los medicamentos de Amila a su madre. En un momento saqué mi móvil del bolsillo y mi llamada a Jackson fue lo último que pude hacer. Mi mente estaba planeando algo, algo que solo yo puedo hacer por el bien de todos.
Al pasar una hora. Luego de que dieran de alta médica a Amila, salimos para así encontrarnos con Jackson en el estacionamiento del hospital, su sonrisa fue dirigida hacia nosotros mientras abría el baúl de su carro para dejarnos entrar los bultos en el.

Cuando por fin subimos todos los bultos y demás cosas, ayudé a subir a Amila, la cual aún se encontraba lesionada.
Luego que los demás subiéramos al coche, mi vista está puesta en el pequeño retrovisor de la puerta, el cual me permite verla leer una de las cartas que dejaron en las flores. Su mirada es tan tranquila y su pelo es tan inquieto, que de una manera u otra me tranquilizan.
Una sonrisa de boca cerrada sale de sus labios y esta me emboba más de lo normal. Todos hablan y no puedo asimilar bien lo que dicen, pues estaba perdido en esa sonrisa que tanto me gusta. Escucho algo que Jackson dice, pero no le presto atención y simplemente dejo salir una carcajada.
Al momento en que ella va a levantar su cabeza, yo quité mi mirada del retrovisor, no me gustaría que esta me pillara viéndole. De manera que presto atención a Jackson, pero dándome cuenta de que la mirada de Amila está puesta en mí, después de todo el retrovisor está a favor de los dos. Mientras que Jackson vuelve a decir un chiste. Lo miré directo a los ojos y volví a dejar salir mi carcajada junto a la suya, pero esta vez si le había puesto atención.

Sin darnos cuenta el silencio llega a nosotros y nos deja a todos pensativos. La música, es lo único que nos consuela, y aunque es una banda que no suelo escuchar mucho, pero esta suena y hace juego con la brisa que entra por las ventanas, esta golpea mi rostro que para este entonces va apoyado con mi cuerpo en el espaldar del asiento.
Se siente bien, me alivia la vida y todo lo demás, me relaja y con esto estoy bien. El simple hecho de estar con la mitad de la gente que me hace feliz, si esto es la vida, pues de corazón digo que por primera vez le tengo miedo a la muerte.
Luego de que la radio cambiara de canción, empezó a sonar una muy familiar; This, de Ed Sheeran comienza y siento la tranquilidad extrema llegar a mí, sigo jugando con la brisa mientras esta juega con mi pelo y mi rostro. Observo nuevamente el retrovisor y ella está tranquila y hermosa, posada en la ventanilla. Pero toda felicidad tiene su fin.

{...}

Al cabo de un largo rato llegamos a nuestras casas, el vecindario está calmado, algunos niños jugando y otras que más personas pasando por el lugar. Miro al frente y lo primero que veo son dos patrullas de policía las cuales al parecer esperaban por nosotros. Un escalofrío recorre por todo mi cuerpo lo cual no me sentó nada bien.
Al momento en que nos detuvimos, me desmonté del vehículo rápidamente y me dirigí hacia la patrulla delantera, en la cual se encontraba la agente a cargo de todo este alboroto.

—Esto aún no acaba, joven Connor, te necesitamos en la sala de interrogación.—la agente habla y no tuve de otra que montarme e irme con ellos.
Lo último que hice fue mirar a los chicos, los cuales me miraban con caras de preocupación. Me despedí con mi mano derecha y me fui con los agentes.

El vehículo se pone en marchar y miré hacia atrás por instinto y ahí estaba, la chica de la fiesta, la que brotaba de confianza desde que me vio, la misma que me hipnotizo sin darme cuenta.
Nuestras miradas se encontraron y esta vez ella no sonríe ni dice nada, solo me observa con una mirada triste y baja su cabeza al momento en que intento descifrar un poco más a fondo la suya. Miré sus manos que van esposadas, ella estaba jugando con ambas, movía sus dedos como si este fuese un trauma. Aunque no lo de a demostrar, la tristeza habita en ella.

No Te PertenezcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora