Capítulo 3

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—¿Puedes creer que nuestros managers hicieron todo un plan siniestro para traernos aquí y juntarnos? —salían de la habitación tambaleándose un poco, abrazados por los hombros, habían terminado casi toda la botella mientras platicaban.

—Lo creo, ya conoces a Kyoko. 

—Muy cierto, esa mujer nos ha sacado de muchos aprietos, es toda una manipuladora.

—¿Recuerdas cuando nos dio algo para dormir en un vuelo diciéndonos que era un nuevo sabor de helado? 

—La extraño. —rieron, se habían estado poniendo nostálgicos, su conciencia estaba en lo correcto, emborracharse era la mejor forma de lidiar con todos esos recuerdos y el Langa sumamente atractivo de veinticuatro años.

—Mañana iré a ver a Miya, quiero leer ese contrato y sobre todo escuchar la canción.

—¿No la has escuchado?

—¿No..? ¿Tú sí?

—¿Tu representante no te dijo que es la canción más escuchada del momento? ha estado en las listas de popularidad desde que salió. —Reki le selló la boca con sus dedos, apretándole los labios para que se callara, mirándolo irritado.

—Imposible que sepas más de cultura popular que yo, Hasegawa.

—Emummuemamammiom. —se justificó de manera incomprensible pues Reki seguía apretando sus labios. El pelirrojo se dio cuenta y lo soltó.—Es una buena canción. He llorado con ella cuando la escuché.

—No me digas, debe ser una canción bastante profunda.

—Algo así. El piano que la acompaña le da una vibra nostalgica.

—Ya, te mandaré mi opinión por mensaje. —le sonrió hasta que Langa paró en seco, deteniéndolo de golpe por el abrazo. Lo miró confundido, pero no tanto como Langa lo estaba viendo él, que era casi atónito.— ¿qué?

—¿Vamos a mensajearnos?

—Claro, ¿por qué no? estaremos trabajando juntos y tú lo haz dicho, ya pasaron siete años, lo que pasó ya no tiene relevancia.

—Sí..

—¡Aquí están ustedes dos! —como si hubiera olido las hormonas, Kenjiro apareció.— los había estado buscando. Gracias al cielo los encontré primero que las cámaras, ustedes dos saliendo borrachos de una habitación no- —Reki lo interrumpió poniendo su dedo encima de sus labios.

—Shhh, Ken, en serio, estoy de muy buen humor ahora. —gruñó separándose de Langa para abrazarlo a él, dejó de fruncir el ceño para sonreír amistosamente— nos vemos Langa, escucharé la canción llegando a casa. 

Iba a voltearse pero Langa lo detuvo, se sintió algo dramático porque se quedaron viendo unos segundos, esperando algo del otro. El de piel lechosa parpadeo varias veces y lo soltó, dándose cuenta que había hecho eso muy impulsivamente. Se aclaró la garganta y le ofreció su celular a Reki— tu número privado.. para poder mandarte un mensaje.

—Ah, claro. —rió avergonzado. Puso su número en sus contactos, aunque fue muy rápido admiró el fondo de pantalla de Langa, una foto de su gato hecho bolita en el sillón.— listo, toma. 

—Nos vemos después, Hasegawa. —se despidió Sato. Langa no le respondió, primero porque no le interesaba hacerlo, segundo, porque no recordaba su nombre incluso si Reki antes había hablado de él, era malo recordando el nombre de las personas.




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