Era el tercer chicle que masticaba en una hora e iba por el cuarto. ¿Por qué estaba tan ansioso? ya había visto a Langa, hablaron sobre esto, los dos estaban de acuerdo en participar. Además, se mandaban mensajes. No regularmente como antes, que las veinticuatro horas del día estaba atento a su chat con él, pero conversaban, ya era algo.
Y aun así estaba nervioso por verlo.
Ah. Porque si cruzaba esa puerta significaba que todo lo que estaba ocurriendo era real.
Filmarían un video musical lgbt de su viejo —no muy viejo— compañero de grabación que ahora era un cantante veinteañero aroace insoportable. Agregando que la canción describía muy bien lo que fue su relación hace siete años. Bien por ellos. Asombroso.
Miró a Sato a su izquierda, revisaba algo en su tablet con una mirada despreocupada, hasta sonreía. Lo odiaba en ese momento por estar tan tranquilo como él quisiera. El castaño sintió su mirada, Reki era bastante obvio, no podía ocultar su intensidad, por eso jamás le decía nada, no podría guardar un secreto.
—¿Tengo algo en la cara?
—No.
—Escupelo, Reki. ¿Qué sucede?
—Oh, nada. No es como si estuviera a punto de ver a mi amigo de la infancia al que casi dejo sin trabajo la última vez que nos juntamos.
—La última vez que se juntaron fue en la fiesta de caridad la semana pasada.
—¡Sabes a lo que me refiero!
—Sí, sí.. Reki, madura. Debes ser profesional. Si te mantienes a raya nada como lo de Okinawa pasará. Además, lo de Okinawa fue un malentendido, una foto tomada en un mal ángulo.
Sí.
Sí.
No.
No fue un mal ángulo. Oh Dios, estaba frito.
—No soy bueno manteniendome a raya.
—Pues tendrás que practicar. Oh. Ya es hora. —cerró la funda de la tablet y la guardó en su mochila. Se puso detrás de Reki y empezó a empujarlo hasta la sala en donde sería la reunión.— te consta que quién aceptó hacer esto eres tú, ¿no dijiste que estabas listo? deja de lloriquear.
Tenía razón. Él aceptó. Pero en su defensa, aún no procesaba todo.
Escuchó de Langa que lo del pasado ya no importaba, así que quiso demostrarle que para él tampoco lo hacía.
Mierda, de maduro no tenía nada.
Cuando entró vio a Langa sentado al lado de su manager, Kyoko. Extrañaba a esa mujer, imponía demasiado por su expresión seria pero pacífica. Cuando la conoció por primera vez le tuvo miedo, pero Langa hablaba de ella como si fuera la hermana mayor que siempre quiso, así que la adoró tanto como él, sobre todo porque llegó un momento en donde ella también lo cuidaba a él.
—Hola. —lo saludó primero.
—Hola. —Langa le devolvió el saludo.
Se sentó a su lado, con Sato a su derecha. Él y Kyoko intercambiaron miradas con complicidad y después siguieron en lo suyo, cosa de managers.
—¿Ya viste a Miya?
—No en persona, pero aun me sorprende que no hayas podido abrir google antes.
—¡Oye!.. la música no es mi fuerte, ¿okay? el arte visual es lo que más hago y-
—Y cuando entras en tu burbuja no puedes salir de ella, lo sé.
—¿Completando mis frases, Hasegawa? ¿ya estamos en esas? —sonrió divertido. Era fácil fluir con Langa.
Esa era su preocupación. Fluir. Dejarse llevar.
Mantenerse a raya no era algo que le gustaba y Langa lo entendía perfectamente. Pero eso los llevó al incidente del hotel. Se aclaró la garganta, abrazándolo por los hombros.— pero ya en serio, dejé mucho de lado las redes sociales y eso, sé que es importante pero no subo más que mi arte y de vez en cuando fotos mías autorizadas por Sato.
—No me sigues en instagram.
—¿Vamos a discutir por eso, cariño? —bromeó.
—No, solo que ahora entiendo la razón. —hizo una pausa. Sacó su celular de su bolsillo, se metió a google y buscó Miya Chinen.— aquí tienes, anciano.
—Google ya existía cuando nací.
—Solo un año antes de que nacieras, en realidad.
—Pero es más viejo que yo.
—Tuviste que ir a ver a Miya personalmente en vez de enviarle un correo electrónico o conseguir su contacto a través de su manager.
—Primero que nada, eso fue porque era algo de lo que quería hablar frente a frente.—frunció el ceño ofendido.— Segundo, ¡yo te enseñé como poner caritas en los textos! ¿quién es el viejito aquí?
—Es complicado poner esas caritas.
—Pff- no lo es. Quizá tú sepas usar google e instagram pero yo sé usar computadoras, cámaras, programas de edición..
—Okay, deja de humillarme gran y poderoso Reki, ganaste.
—¿Están coqueteando? —murmuró Miya asqueado.
Acababa de entrar a la habitación. Hoy tenía mechones morados en vez de verdes, una chaqueta de cuero negra con un gato en la espalda, una camisa con estampado de videojuegos que desconocía y pantalones tan holgados que de no ser porque traía cinturón apostaría que se le caerían.— Me alegra que sigan llevándose tan bien. Mi manager les entregará el guión final del video, cualquier comentario antes de la lectura general será escuchado y revisado.
Reki le echó un vistazo, habían cambiado pocas cosas del que Miya le entregó. El mayor cambio era el final— ¿en serio terminará así el video?
—Sí. Parece desesperanzador pero en realidad es lo contrario. Decidí que la canción ya no será una carta de suicidio, sino un llamado de esperanza y anhelo.
—¿Por eso dejarlo con Nanase yéndose en el tren sin apartar la mirada? —mencionó el director.
—Será trabajo de Langa usar mucho sus ojos, tendrá que expresar su soledad y agonía sin usar las palabras.
—Puedo con eso.
—Lo sé. Ya tenemos a todo el equipo para la filmación y permisos para los lugares de grabación, será divertido. Hagamos una lectura grupal y después necesito que nuestros actores principales vayan con la diseñadora de vestuario para que anote las medidas.
—Miya, dejale esto al productor y al director. —le susurró su manager, haciendo gruñir al azabache.
—Soy productor también, confío en ustedes, por algo los contaré, pero no los dejaré con las manos en mi vídeo, voy a supervisar todo. Somos un equipo.
Reki sonrió. Le gustaban los artistas que tenían el control de sus obras. Miya quería hacerlo a su manera y lo respetaba, trataría de dar lo mejor y no echar su proyecto a perder simplemente por un par de ojos bonitos.
Miró a Langa y lo encontró viéndolo.
Logró distinguir un rubor en sus mejillas antes de que apartara la mirada lo más rápido posible.
El trabajo de ignorar esos ojos bonitos sería más duro de lo que imaginó.
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What could have been - renga
FanfictionLanga y Reki actuaron en la famosa serie juvenil Sk8 the infinity cuando tenían diecisiete años y se volvieron inseparables, consiguiendo una amistad tan estrecha como la de sus personajes. Sin embargo, un sentimiento más grande que la amistad crec...