Capítulo 5

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" Reki, por favor llámame, no me haz contactado en  tres días, me tienes bloqueado de todos lados, no me importa lo del Hotel ni las noticias así que no me dejes. ¿Para ti qué significó todo este tiempo juntos? eres mi mejor amigo, la persona en la que más confío, no me sueltes, no por algo así. Cuando leas esto llámame, hablemos. Sé que también soy importante para ti, todas esas promesas que me hiciste no las hiciste en vano, lo sé porque te conozco. Creo que te conozco, la realidad es que no quiero creer que me mentiste. 

-L"


El de cabello celeste preparaba su café mañanero —que posiblemente es una adicción a la cafeína no diagnosticada—, había tenido un sueño nostálgico sobre sus años de adolescencia en la serie que marcó su vida de varias maneras. 

Reki estaba en su sueño, investigando en internet formas para hacer con los dedos que hicieran sombras divertidas en una de su tantas pijamadas. Siempre eran en su casa porque sus padres no lo dejaban salir a divertirse con amigos, pero eso a Reki no le importaba, solo tenía que ir, a veces incluso se colaba por la ventana cuando no le daban permiso para entrar —su papá creía que tenía suficiente con verlo horas en el set de grabación, en lo que Langa obviamente difería, jamás era suficiente.

Langa solo se le quedaba viendo con una sonrisa boba, maravillado con la persona que era Reki Kyan, un alma que vivía para y por su libertad, admiraba eso de él, apasionado al arte y aferrado a hacer las cosas a su manera, más terco de lo que la gente podría suponer.

Era un buen recuerdo, cuando las cosas parecían tener sentido, cuando el tiempo se detenía y no tenía que preocuparse por su padre, por el trabajo, por sus miedos.. solo era Reki y él, jugando a meterse todos los bombones que pudieran a la boca mientras escuchaban los discos de Taylor Swift que tenía como buen gay de clóset.

Que buena era la vida en ese entonces. Fue muy feliz.

Hasta que llegó un cuatro de abril.

Ese día todo se fue a la mierda y no sabía cómo o por qué, solo que los medios empezaron a llenar sus redes con ese título de porquería, el que al parecer todos a su al rededor escogieron para llamar al incidente:

HOTEL EN OKINAWA

Pero solo esperó por él.

Esperó sus llamadas.

Sus mensajes.

No había sabido nada de él hasta un mes después que salió en las noticias con su nueva novia.

A veces ese chico tan maravilloso, que podía meterse veinte malvaviscos a la boca y que creía que los cien pies realmente tenían cien pies, podía ser un cretino de mierda. 

Lo despertó de su trance el vibrar de su celular, su manager enviándole su agenta de hoy. Dejó el café y tomó su celular para leer el mensaje, aunque con su mirada buscó un evento en especifico.

 « 12:30 am. Reunión con Miya Chinen y el equipo para el video musical. Nota: llevaré algo fuerte para que tus hormonas aguanten una hora sentado al lado de Reki Kyan»

—Tsk. —aguantó una risita, Kyoko era una pesada que lo conocía bastante bien.

Kyoko admiraba profundamente a su abuela, era un honor para ella trabajar para su nieto, aunque estuvo trabajando para un niño y sus padres sobreprotectores y estrictos por más de diez años, y ahora llevaba seis años trabajando para ese mismo niño convertido en joven adulto con una terrible vida personal apasionado al teatro y al drama. Pero muy en el fondo, ignorando que repetía todos los días lo horrible que es trabajar para él, sabe que es feliz.

Y desde que Reki desapareció drásticamente de su vida, Kyoko era la única persona que lo conocía realmente. 

—Aceptaste muy rápido la propuesta, pensé que ibas a dudar más.

—No tengo razones para hacerlo.

—¿No las tienes? vas a trabajar de nuevo con Kyan, ¿soportarás verlo nuevamente? 

—Ya han pasado siete años, Kyoko.

—Y hasta hace cuatro no dejaste de lamentarte y verte miserable, ese maquillaje y efectos visuales lo ocultaba bien, ¿pero quién era la que te cuido todas esas noches en las que sentías que no podías más? lo que sucedió te afectó más de lo que quisieras admitir y lo entiendo, puedes engañarte ahora, ¿pero qué harás si todos esos sentimientos regresan cuando lo veas? Sin hablar del escandalo que se hará en los medios con ustedes dos trabajando en un proyecto como este..

—Si te relaja, aún no sé sí él vaya a aceptar, al final fue él quien me alejó. Lo haré porque me gusta la canción y será como un reto personal, confío en Miya, ¿cuento contigo? 

—Sí tu culo vuelve a revolotear cuando estés trabajando con él no me haré responsable.

Suspiró, en serio lo sentía por ella, tenía que trabajar con alguien como él. Lo peor es que había tenido razón, no en lo de su culo.. bueno, un poco; pero cuando lo vio nuevamente no lo soportó. Miles de recuerdos lo acorralaron, casi lo asfixiaron, pero eran todos buenos en realidad. Eso le dio la valentía de acercarse y joder, volvió a caer por Reki Kyan.

Quizá no volvió a enamorarse, pero su presencia trajo a flote los sentimientos del pasado, ese buen sentimiento de estar enamorado de él, al menos antes del hotel en Okinawa.

Volver a verlo le ayudó a mirar con cariño esas memorias, había sido un adolescente feliz durante su tiempo con él.

Lo único malo es que ya estaba soñando con él, si de por sí tenía problemas para dormir; esos sueños no eran de ayuda.

Bebió de su café y fue a su sala, poniéndose un sarape, necesitaba tiempo para prepararse mentalmente para la reunión, ya no tenía diecisiete, ya tenía suficiente con solo ver a Reki en sus sueños  —mentira—, algo que ni él ni nadie podían negar era su buena química, sin embargo, no creía que esa fuera la razón por la cual Miya los contrató a los dos, algo sabía ese niño.

La canción no solo le gustaba, la escuchaba bastante familiar. 

Un siete de abril fue al set con la esperanza de ver a Reki ahí pero no lo encontró, aunque sus cosas seguían en su camerino, por lo que tendría que volver por ellas en algún momento, no podía dejarlas ahí para siempre y conociéndolo no mandaría a nadie más por ellas; dejó una nota escrita con una pluma de por ahí y servilletas.

Más que una nota, la podrías llamar una carta, fueron muchas palabras las que escribió ahí. En resumen, le pidió que le devolviera las llamadas de una forma bastante dramática, eso no sucedió, pero ese no era el punto, la letra tenía muchas similitudes con su nota-carta. ¿Reki siquiera la leyó?

Suspiró con pesadez, vaya, ese café y el sarape lo habían ayudado demasiado a pensar, más de lo que necesitaba.

Su estomago gruñó, pensar demasiado lo agotaba y le daba hambre.— mejor pediré algo de comer.

Eran las nueve de la mañana, solo faltaban tres horas y media para la reunión.


What could have been - rengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora