Tengo miles de recuerdos y todos se resumen a una rutina que vuelve a una aburrida monotonía. La emoción no suele envolverme y mi reacción, cada vez es decreciente.
La vaga creación de una ilusión desata un engaño que evoluciona a medidas descontroladas. Después de todo, huir puede ser una salida, porque es fácil caer en tu propia mentira.