Verónica.
Mientras preparaba las palomitas de maíz para mi noche de películas con Jake, el sonido del teléfono retumbó en el mesón con la alerta de una llamada entrante. Aliviada al ver la palabra «papá» parpadeando en la pantalla, no dudé en responder.
—¿Cómo estás, cariño? —Escuchar su voz, me alivió más de lo que esperaba—. No había podido responderte porque tenía mucho trabajo en la estación.
—Lo entiendo, papá —aseguré—. Jake y yo estamos bien. Mamá también. ¿Qué hay de ti? ¿Tomaste tus medicinas para el dolor de espalda?
Su carcajada la esperaba, así que no me sorprendió cuando se echó a reír. Mi padre no quería admitir que los años comenzaban a cobrarle factura y que ese "dolor de espaldas" podría ser algo más si no iba al médico. Era medio terco el hombre.
—Sigo de pie como un buen roble, cariño —mencionó con orgullo—. ¿Cuándo vendrán a verme?
—Acabamos de llegar a Boston —ignoré su entusiasmo. Él más que nadie sabía que tardaríamos un poco en acoplarnos a esto—. ¿Quieres hablar con Jake?
—¿Sigue despierto? Son las nueve.
—Sí, pero no tiene clases mañana.
—¿Por?
—Hay una actividad directiva en la escuela, los niños no tienen que ir.
—¿Y qué harán hoy? —preguntó, curioso. Él sabía que su nieto aprovechaba al máximo los días que no tenía que ir a la escuela para que le diera permiso de acostarse un poco más tarde.
—Noche de películas —respondí, asegurando mi teléfono entre mi hombro y mi oreja para que no se me cayera mientras echaba las palomitas en un tazón. Acabarían regadas en mi cama y luego tendría que cambiar las sábanas, eso lo tenía claro—. Estaremos viendo Spiderman, o por lo menos los primeros treinta minutos.
—Siempre cae rendido antes de la mitad de la película.
—Sí, así es.
No quise decirle lo de Erick para no preocuparlo. No aún. Papá podría fácilmente tomar su auto y venir a apoyarnos de decirle que planeaba contarle la verdad al padre de mi hijo. Si había alguien interesado en que Erick supiera la verdad sobre Jake, era mi padre. Nunca estuvo de acuerdo en que guardara silencio, pero respetó que no era su historia para contar.
Subí las escaleras, pasando por el cuarto de mi madre antes de llegar al mío. Ella sostenía un libro entre sus dedos, y ni siquiera se percató de que terminé de cerrar su puerta para que los gritos emocionados de Jake no la distrajeran en unos minutos.
—¡Abuelo! —Sonreí ante la emoción de mi hijo al arrebatarme el celular cuando supo que su abuelo estaba al otro lado de la línea—. Sí, sabes que mamá siempre se aburre en las películas entonces me hago el dormido.
Pequeño mentiroso.
Besé su cabeza, tendiéndole las palomitas que no dudó en llevarse a la boca, riendo mientras escuchaba a su abuelo hablando.
—Sí, mi maestra es muy buena. Ella es amable —lo escuché decir, pero me dediqué a buscar la película en lugar de prestarle mucha atención. No tardarían en dejar de hablar—. Los dejé en Salem, pero cuando vaya con mamá los traeré a Boston. Cuídalos muy bien, abuelo.
Jake soltó una carcajada, metiéndose más comida a la boca. Tendría que bajar por agua pronto.
—También te quiero, abuelo.
No miré el teléfono para ver si había colgado cuando me lo tendió. Papá se despidió antes de hablar con Jake así que lo más probable era que ya la llamada estaba finalizada. Solo dejé el aparato a un lado, recostándome en la pila de almohadas junto al cabecero, recibiendo entre mis brazos al niño de cinco años que enterró su cabeza en mi pecho, abrazándose a mi cintura mientras la película comenzaba.
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TOUCHDOWN (Kings Of The Game #1) LIBRO FÍSICO YA DISPONIBLE
Roman d'amour[T-E-R-M-I-N-A-D-A] ✔️Historia terminada ❤️📚 ✔️Primer libro de la serie Kings of the game. ✔️Historia 💯 original, se prohíbe su copia y/o adaptación Sinopsis: Seis años. Verónica Cross, lleva ese tiempo haciéndose a la idea de que su pasado debe q...