-¡Hey! ¡Johnny! ¡Cabeza de zanahoria! ¿Me estás escuchando?
Se oyó un quejido agudo entremezclado de llanto.
Caleb se levantó sacudiéndose la arena de los vaqueros, dirigiéndose rápidamente al sitio en el que se hallaba su compañero.
Johnny se encontraba malherido, tenía un pedazo de metal enorme enterrado en la ingle con una letra "T" pintada con spray negro pintado en la superficie.
-Nos emboscaron los traviesos, son asesinos a sueldo que atraviesan dimensiones a través de agujeros de gusano y portales de corta duración, alguien debió pagarles para que nos mataran, no estamos a salvo, Caleb.
El joven de cabello rubio no podía quitar la vista de la pierna lastimada de su amigo, la sangre borboteaba y la arena se tenía de un intenso color vino.
Todo tomó un giro inesperado cuando se abrió un agujero enorme en la arena a unos metros de dónde estaban ambos chicos.
Johnny se encontraba muy exaltado, sudaba frío y tenía una expresión de pánico en el rostro.
-¡Tú estudiaste sobre los alienígenas y criaturas mágicas en el servicio militar, así que dame una respuesta rápida! ¿Qué mierda es eso?
¡Ay, no! ¡Esto no es nada bueno! Trata de mantenerte sereno, mientras veo qué hacer. Estamos en hábitat de los Yotyuris.
¿Y esas cosas son inofensivas?
Emm...no, son monstruos azules que se alimentan de carne humana y animal, tienen sus nidos bajo tierra en cuevas subterráneas.
Ya estamos muertos... ¡Caleb! ¡La niña no está!
Se la llevaron. El peliblanco terminó la frase y la arena comenzó a descender a gran velocidad, trató de subir a Johnny a una roca, pero algo empezó a jalarlo con demasiada fuerza desde abajo, intentaba sacarlo de la arena, pero no podía, hasta que su cuerpo desapareció por completo en la arena.
Caleb se sentó en la roca, no sabía que hacer en aquellas circunstancias.
Se apretaba la cabeza con fuerza, tratando de idear un plan que diera resultado,pero todos presionaban el botón de error en su mente.
(Johnny se encuentra en una cueva con fuentes naturales de agua, bastante espaciosa y provista de luz).
Tenía los ojos a medio abrir, se encontraba boca arriba en una piedra lisa color bermellón, tenía muchas miradas amarillas observándole a una distancia prudente, se reflejaba la curiosidad y el temor en ellas. A excepción de uno que se acercó lentamente hacia él. Cuando el chico estuvo frente a él, tocó su pierna y sintió un cosquilleo, posteriormente el dolor que antes permanecía en su ingle desapareció.
El chico no movía sus labios, pero lo escuchaba claramente en algún lugar recóndito de su cerebro.
-Hola Johnny, mi nombre Daran, sé que tú no me conoces, pero yo a ti sí, las mujeres ancianas de mi civilización me dijeron que vendrías y que te convertirías en mi otra mitad, los yotyuris somos monógamos, tenemos una pareja de por vida y sé que estamos destinados a permanecer juntos, ahora no me iré contigo, no es el momento, pero ten por seguro que nos volveremos a encontrar. No te preocupes por la jovencita, ya la curamos y la enviamos a la superficie, adiós Johnny, mucha suerte en el camino.-
Había cerrado los ojos y cuando los abrió se encontraba otra vez en las calientes arenas del desierto, sus ropas estaban húmedas, se miró la pierna y ya no había metal ni herida, Caleb lo divisó a un par de metros y corrió en su dirección.
-¡CARAJO! ¿Estás bien? ¿Qué te hicieron? Caleb lo miraba por todas partes esperando que le faltara un pedazo.
-Me curaron , lo creas o no, son seres muy pacíficos, casi celestiales, fue una experiencia muy extraña y reveladora, hallé a mi persona, se llama Daran, su piel es azul brillante, ojos amarillos, posee una voz plácida y rasgos suaves.
Caleb lo miraba como si se hubiera fumado una flor alucinógena y no creía nada de lo que decía. Después le golpeteó suavemente en el hombro diciéndole: ¡Vamos, Johnny, levántate, pueden regresar los traviesos, toma a la niña y nos largamos de aquí!
Johnny la divisó a un par de metros, cuando estuvo a su lado, posicionó dos dedos en su cuello para palpar su pulso, no había heridas visibles, sólo moratones de gran tamaño en brazos y piernas. De repente, la muchacha abrió los ojos de golpe y se levantó con violencia, retrocediendo sin quitarle la vista al colorado.
-No te me acerques imbécil o te arrancaré una oreja. ¿Ellos te mandaron verdad?
Johnny parecía confundido por la pregunta, no sabía a quiénes se refería la niña.
-¿De quiénes hablas Ariadna? - La jovencita al oír este nombre cambió automáticamente su actitud, sus rasgos se suavizaron e irrumpió a llorar, lanzándose en los brazos del muchacho.
-¡Tú me salvaste! ¡Lo siento por intentar lastimarte! ¡Tenía mucho miedo! Mientras tanto, él le acariciaba los cabellos para calmarla.
Cuando Ariadna se sintió segura, su respiración se acompasó y su llanto se detuvo, posteriormente se enderezó y al tener de frente a Caleb, le dedicó una media sonrisa, agradeciéndole por haberla salvado.

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Kiomara
Khoa học viễn tưởngEn medio de un mundo futurista, Kiomara vivirá un suceso traumático, que la alejará de su familia y le dará un giro inesperado a su vida. Al atravesar un montón de obstáculos y vivir mil aventuras, deberá enfrentar sus miedos cara a cara, luego de...