seis

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—de acuerdo.

—sí, bien —paso mis manos sobre mi ropa—. solo no me perderé por ahí.

habiamos cerrado. no me despedí, Jaden insistió en irse rápido, luego pasaría a visitar a sus abuelos. y bueno, a mí me tiene apurando para que elija una bebida y algo de comer.

—que sí —volteó los ojos cansado.

—entonces, vamos.

—espera, ¿qué?

—¿qué?

—lo que dijiste.

yo qué sé.

acabamos de cerrar el local y me duelen los brazos, tengo hambre. déjenme decir que los dolores y el hambre en mi sistema no son una buena combinación.

ah, sí, y cómo no.

hace calor.

—no sé, Jaden.

—pasaré el hecho de que me llamaste por mi nombre, ya hablaremos —giré los ojos y él apretó los labios, lo vi rascar su nuca y preguntar—: ¿no confías en mí?

lo medite unos segundos, sabía la respuesta.

—no.

—¡auch! eso dolió.

—¿vamos o qué?

—ah, creo recordar que hace unos minutos te querías quedar.

—hace unos minutos, lindo —estire las comisuras de mi boca con falsedad.

—bueno, linda, avanza —él me devuelvio la sonrisa.

—no me digas linda.

—lo que quieras, hermosa —apretó mi hombro y me hizo avanzar.

moví mis pies con cansancio. no sabía cómo iríamos, ni tenía idea de a dónde.

—¿a dónde me llevas?

—vas a ver cuando lleguemos —él en ningún momento dejó mi hombro y me hizo recordarlo al hacer masajes.

frenamos frente a un auto, un bonito auto. rojo, brillante, aparentaba ser carísimo.

—¿a quién se lo robaste? —lo miré sobre mi hombro, arqueando las cejas.

—el auto a nadie, pero a tu papá sí.

—¿mi papá? —frunci el ceño y me giré para quedar de cara a él.

—sí, a su hermosa hija.

apreté mis labios a más no poder, estalle de risa.

—ay, amor, que lindo.

a él no le pareció gracioso, me lo hizo saber cuando su cara reflejó una pregunta, negué con una sonrisa y señalé la puerta.

—está abierta, hermosa.

abrí la boca indignada.

—qué poco caballeroso.

—qué poco... que poco... ay, subite.

apreté mis labios.

—no te rías —me apuntó con su índice, me indigne, claro que sí.

—no te rías —lo imite.

—ah, tenés sentido del humor...

—sí, y el tuyo es pobre.

frunció el ceño milésimas de segundos, me dio una vista a su perfil y dirigió sus manos al manubrio, así se quedó: mirando al frente.

repiqueteé los dedos sobre las rodillas, ansiosa por lo que vendría. sarcasmo.

con muecas de duda comenzó a conducir sin hablar, tampoco hice el intento. pasaban las calles, las personas, los minutos, mi intriga por saber dónde me llevaría sí era viva.

—no te lo diré.

cerré mi boca, desanimada. el cielo se teñia de violeta y podía jurar que era de las cosas más hermosas que existían.

le comuniqué a mi mamá que no llegaría temprano y estaba acompañada.

las casas desaparecían y no cabía la idea de algo más lindo que la nada, como también que capaz me estaba secuestrando.

—no —lo miré—. sos muy expresiva.

—no es verdad.

—sí.

—no.

—seh.

—no.

—yes.

—no.

—sep.

—de hecho, no.

—en realidad, sí.

—si querés ganar, bien. si lo soy.

—uf, haces esto aburrido.

la tonta discusión acabó con él sonriendo, yo de brazos cruzados, divertida.

—ya no veo nada, la pregunta es: ¿me asusta o me gusta?

—te asusta, yo te gusto.

me acorrale contra el asiento. bien, solo lo hacía para callarme, algo que, sí logró.

—ya.

su risa entre dientes forzó un mohín en mi rostro.

—cállate —hizo como si tuviera un cierre en la boca—. ufa.

—no hablé.

giré los ojos y me dediqué a mirar por la ventana. no duró mucho en cuando el auto se detuvo, lo miré. él solo sonrió mirando al frente.






¡!

actualización luego de mucho tiempo.
capítulo corto <3

mariposa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora