dos

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era casi media noche, estamos los dos tirados en la cama. habíamos cenado hace más de una hora y todavía me sentía hinchada, era molesto.

no hicimos más que boludear y mirar cualquier cosa en la tele, sin hacer mucho ruido, mi mamá ya estába durmiendo.

-conta algo -Franco fue el que habló.

-¿qué querés que cuente?

trabajar era una rutina, no siempre aparecía algo emocionante, que destacara.

-no sé, algo -masajeo su mandíbula como si estuviera pensando-. algo que haya destacado -se sentó en la cama y me miró.

suspiré y me puse a pensar, no hubo nada sobresaliente en mi día- no sé pibe, nada.

-¿un cliente...? -hizo un gesto con la mano.

-un grupo de pibes -comenté desinteresadamente.

-¿y qué? ¿te gustó alguno? -sonrió elevando las cejas.

su emoción no me sorprendía. me incitaba, indirectamente, a que saliera con alguien, o yo qué sé.

-na, ni los miré -miré el techo-. aunque había uno con lindos ojos, fue al único que vi.

-sí, te escucho -cruzó sus piernas, acto que me causó gracia.

-eso, nada más.

-no, nada más no. hay algo más -me señaló con el dedo y negué- no digas que no, por algo lo nombraste.

gruñi internamente, necesitaba aprender a callarme.

seguí negando

-no, no lo hay. negativo, no hay un motivo. así sí, vos me preguntaste -sonreí sarcástica.

--y vos me respondiste -punto para él.

--si no te decía eso, no ibas a dejar de molestar -resople y lo miré.

--podrías haber inventado algo, o callarme.

--no y no. lo primero, no me da la cabeza y lo segundo, es imposible callarte -respondí con una mueca de molestia.

él solo río.

-tenés razón, y cuando tenés la razón, la tenés.

--wow, cuanto sentido. a parte lo dices como si nunca pasara.

--baja tu ego.

--cállate y deja mi ego en paz.

--como quieras -se dio vuelta mirando a la pared, de espaldas a mí.

--bien, sí, como yo quiera -hice lo mismo. estábamos actuado como nenes chiquitos, eso no iba a durar mucho.

eso mismo pasó, en menos de dos minutos ya nos estábamos ahogando por la risa.

--bueno, vamos a dormir, estoy agotado -se tiró a la cama tapándose.

--¿agotado de qué? -pregunté riendome.

--cállate y acostate -me agarró del brazo y me hizo acostarme.

--no me tapes, hace un calor horrible.

--siempre tenés calor -insinuo recibiendo un golpe de mi parte- vas a terminar tapandote-me escogí de hombros cerrando los ojos-buenas noches petisa.

--buenas noches pie grande -lo último que escuché fue su risa antes de quedarme dormida.






--¡ah! ¡la puta madre!

--¿qué te pasa? deja dormir -Franco se quejó, codeandome.

no, no iba a dormir. los mosquitos me estaban matando.

--no, boludo. los mosquitos de mierda me están sacando toda la sangre.

--Daira.

--¿si?

--dormí y deja de joder.

lo patee, no tuvo ningún resultado.

--dale, en serio, no puedo dormir.

--¿y qué querés que haga?

--Franco -suplique, como si me fuera a dar una respuesta.

--ush, pensa en el pibe del que me hablaste y...

--¡Franco!

me tenía que estar jodiendo.

--bueno... este, no sé, cerra las ventanas y pone el ventilador.

la solución divina.

--te amo, sos un Dios.

--sí, sí, pagame.

--ni en pedo.

--jodete, Daira.

--lo haré.

me levanté y cerré todo, si porqué el señor ni en pedo me iba a ayudar, no con lo comodisimo que se encontraba. prendí el ventilador, me tape hasta la cintura y abracé mi almohada.

--Franquito...

--¡la puta...!

--¡eu! -chille- yo sola puedo putear así.

--dormí y no jodas.

--pero me sigue picando.

--rascate.

como si fuera tan simple.

--me voy a dejar marca -murmuré.

mantuvo su silencio, se levantó de la nada y prendió la luz.

--anda a ducharte que yo aereo la cama.

no hice ningún comentario y me fui directo al baño. me refresque quedándome varios minutos debajo del agua fría hasta que me deshice de la picazon.

salí en toalla de puntitas. Franco había desecho la cama y, al parecer, se dio el tiempo de preparar una mini comida.

--gracias -agradecí.

--de nada, también lo necesitaba, hace un calor infernal -admitió quitándose la remera.

--concuerdo.

caminé directo a mi ropero y elegí algo ligero.

carcajeo detrás de mí, lo miré con una expresión rara.

--¿algo para decir?

--no, nada -sonrió asintiendo.

me acosté y empecé a devorar la ensalada de frutas que preparó.

--no me mires así -pedí ceñida.

--te brillan los ojos.

--¿mhm?

--hace como que no dije nada.

--okey -dudé arrugando mis cejas.

continúe con enamoramiento hacia la comida, satisfecha.

--come tranquila, dormiré -besó mi frente y se recosto.

--está bien -acepté, rasque mi ojo derecho.

el sueño venía a mí, bostece y dejé los platos a un lado. disfruté del frío que las sábanas compartieron cuando me tape.

--¿petisa?

--¿si?

--no dejes que él se apodere de mi apodo -exigió con falsa molestia.

-¿él quién?

no entendía a quién se refería.

-no importa, pero no lo dejes -repitió.

reí, acepté asintiendo con los ojos cerrados. la habitación se oscurecio y no me tardé nada en caer dormida.






(¡!)

holaa

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