mariposa

siete

maratón 1/2 :D

había pasado eso de hora y media en la que cruzamos monosílabos y alguna risa. era cómodo. yo me sentía cómoda.

no volví a preguntarle hacia dónde íbamos.

le mandé en varias ocasiones la ubicación a mi mamá por su enorme preocupación, hasta que quedé sin servicio.

le comenté que estaba con él,  a pesar de que no supiera ni quién era. a Facu en cambio, no. aunque sabía que si le decía a ella iba a ir de boca en boca. se acemejaban a ese duo de señoras grandes que les gusta exagerar las cosas, en fin.

lo más posible es que Facu estuviera en ese momento con mamá hablando banalidades sobre el tema, o cualquier tema.

a lo que era unos cuantos metros se veían alambrados y campos extensos, eran bonitos.

—estamos por llegar —Jaden acató mis dudas.

—¿es acá?

asintió.

estacionó en un hermoso descampado, estaba anonadada.

salí del vehículo, pasando mis manos por los brazos.

—¿por qué tan sorprendida?

—ah, no, no. solo, no sé, pensé que iríamos a comer algún McDonald's o algo.

—¿dos horas de viaje por eso? —alzó su ceja derecha con burla.

negué decepcionada. ¿cómo iba a decir eso?

—cada día me sorprende más la gente —suspiré y me di la vuelta al darme cuenta que no seguía mis pasos— ¿qué?

—nada —subió y bajo sus hombros—. pero  estás muy segura de para donde vas.

—y sí, me dijiste que era acá.

—ajá.

—¿entonces?

él se quedó de brazos cruzados, pasando a mi lado.

había olvidado decir que el lugar tenía su enorme entrada, bueno, ni tan enorme. sacó unas llaves y me invitó a pasar.

—ah, con que sí sos caballeroso —repliqué con una sonrisa.

—la vida te puede sorprender —sacudió sus manos con sarcasmo.

exhale.

dejando de lado que: no confiaba en él por obvias razones, él podía ser un asesino en serie, que lo que dijo de sus abuelos en mentira, estoy lo bastante lejos de mi casa y este lugar está en el medio de la nada; es todo muy bonito.

—¿y ahora qué?

—¿sos el preguntados?

—¿qué?

empezó a reírse como nene chiquito, le seguí.

—bueno, seguro que acá traes a todas tus chicas —le dije para picartear.

—¿mis chicas? ¿qué te hace pensar que son de mis chicas?

—no dije nada que te hiciera pensar que soy de tus chicas, lo siento mucho, pero no me interesa —alce mi barbilla y caminé en la dirección que me pintó.

escuché risitas detrás mío, no le di mucha importación.

—la estancia está para la derecha, linda.

ah.

—lindo, ¿no?

—sí, lindo.

—como yo.

—uhm.

—si te prometo volver para mañana a la mañana, ¿sacaras esa cara de horror?

—¿qué?

—dentro hay servicio —avisó.

observé su perfil, delineado por la luz solar. giró su cabeza hacia mí y me agarró mirándolo.

—es todo muy cliché, ¿no te parece?

—¿por qué lo decís?

—por traerte acá de la nada, que aceptaras, que igual te parezco lindo y no lo admitis —exclamó con una sonrisa vasta.

—sos... sos...

—sí, soy todo lo que quieras pensar —guiñó uno de sus ojos con picardía.

negué mi cabeza indignada.

—tremendo.

sin tiempo a darme cuenta ya habíamos llegado. bien, mis piernas dolían.

como me veía venir pasé luego de él como muestra de educación, whatever.

—bienvenida.

—¿y esto? lo digo en serio, primero el auto, luego esto, ¿formas parte de una mafia y yo me dejé engañar? genial.

—no, no, no. preguntados, luego te explico. si me dejas primero invitarte a una cena.

—después hablas de lo cliché.

abrió los ojos con preocupación.

—ni ahí. no lo haría. no soy de esos. nada de romance.

—no, bueno. el sin sentimientos —hice un ademán con la mano muy exagerado.

—me ofendes —asintió para luego negar.

—ah, pues mi disculpas, señor.

paramos frente a la puerta, de la cual no me había percatado que se encontraba a unos cuantos metros nuestros.

—¿vas pasar o vas a seguir con tu paranoia? —me clavó una mirada desafiante la cual devolví.

—no sé de qué hablas —pasé por su lado con la cabeza en alto.

—encima de aquel mueble, en un papel, está la contraseña.

—¿contraseña?

—para el wifi, genia.

—ah... —entrecerré los ojos con desconfianza—. sí, ya sabía de todas formas, genio.

sus risitas de fondo me dejaban darme cuenta de que eramos muy infantiles.