mariposa

nueve.

abrí los ojos sorprendida.

-¿qué?

lo miré extrañada, y negué con la cabeza.

-¿nunca escuchaste alguien eruptar?

dentro de mi cabeza me estaba riendo por las caras que hacía.

-es una porquería la película.

-ah, no te comió la lengua un gato -estiró sus labios para formar una sonrisa.

-es el gato.

-¿disculpa?

-que bueno que sos esquivando.

-¿mhm?

-que no me quisiste dar la razón, saca esta porquería.

-¿cómo te atreves a insultar semejante película?

resoplé.

-ni sabes cómo llama.

-¿para qué? ¿vos si?

-no, ni me interesa.

-se llama...

-rompiendo el silencio, sí, lo dice ahí arriba.

-ah...

alce las cejas, mirándolo mal.

-que mal que me caes.

-sí, sí -su risa por lo bajo me hizo sonreír-. que lindo soy.

-no.

-sí.

-no.

-¿por qué?

-¿por qué, qué?

-¿por qué no soy lindo?

-porque... porque no.

-nunca escuché una respuesta tan tonta.

-nunca más que vos -con mi mano quite su brazo de alrededor de mis hombros.

-¿perdón?

-perdonado -me reí entre dientes.

me levanté de golpe y giré para mirarlo.

-¿qué vas...?

-a todo esto, ¿dónde voy a dormir?

-conmigo, ¿no es obvio? -alzó las cejas.

no respondo.

-no me mal intérpretes. yo en el sillón y vos en la cama.

-no.

-¿no qué?

-yo puedo dormir en el sillón, no podría dormir en tu cama -lo miro seria.

-ni de chiste, sos mi invitada.

-es tu cama.

-exacto, yo decido.

resoplé.

-está bien.

-¿ah?

lo miré con el ceño fruncido.

-no -afirmo.

escuché su voz cero disimulada y me levanto.

-bien, señor risitas. ¿tenés algún cepillo de dientes para prestarte?

detuvo su risa y ahora soy yo la que quiere reír.

-arriba, a la derecha, baño de invitados.

-genial, gracias.