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-ahí, es ahí -le indiqué dónde se ubicaba mi casa.

desde que nos habíamos despertado Jaden no había hablado mucho y se me hacía raro.

-llegamos.

era la primera vez que hablaba desde que nos subimos al auto.

-mhm, este... gracias. lo pasé lindo y...

-igual -dibujó una sonrisa, apretando los labios.

-uhm, sí. sobre la ropa...

-dejatela.

-¿seguro?

-sí. después de todo por algo se tiene que empezar -me respondió golpeando el manubrio los dedos-. es que me tengas presente.

-sí, cómo no -rodé los ojos.

-bajemos, quiero que tu mamá esté tranquila y vea con quién se fue su hija, estaba tan preocupada.

-no te hagas el chistosito.

soltó un suspiro lentamente.

-vamos.

-no hace falta.

-insisto.

-no.

ya estaba bajando del auto.

mierda.

-en serio, insisto. a parte no va a ser la última vez que escuché mi nombre.

-sí, eso ya lo veremos.

tocó el timbre antes de que lo impidiera.

lo miré tan fijamente que cualquiera podría pensar que le quería clavar una estaca, y estaba en lo cierto. él me respondió con esa sonrisita de nene inocente, cero convencida volví mi mirada a la puerta.

abrieron la puerta y me llevé una gran sorpresa. ah, genial.

juro que ahorraría cada centavo que consiguiera para comprarle un terreno a ese pibe e irme a vivir ahí, nadie se enteraria de mi vida.

la expresión de la mujer en un principio fue confusa, para llegar a formarse en una sorprendida. hubiese pagado para para ver la expresión de Jaden pero, ¿de quién me iba a reír? si creo que hasta yo estaba peor.

-¡hija! ¡hola! ¿cómo estás, mi amor?

-¿Jae? -el rostro de la mujer se iluminó con una sonrisa.

-¿se conocen?

sí, el mundo es muy pequeño.

-es mi nieto.

-¡abuela! -su rostro borró la perplejidad para abrirle paso a la alegría.

y esto no era un historia cliché, ¿o si?

-bueno, gracias por haberme traído, chaito -cuando se separaron opté por despedirme de él, y cómo no alguien tenía que objetar.

-¡nena! -mi mamá chocó su mano con mi brazo, indicando que me estaba retando.

mierda.

-no es nada, ¿y no nos vas presentar?

-esto es de mala educación, Daira. yo no te crié así.

-sí, es de mala educación -Jaden me miró con falsa pena, sellando sus labios, maldito.

bien, me estaba comportando de muy mala forma, muy inmadura. teniendo en cuenta que tenía a mi mamá enfrente y a la abuela del mocoso, que para mi oportuna suerte también es mi jefa.

-bueno, pasemos adentro y hablamos, porque en esta cuadra dos por dos todos escuchan todo.

mi mamá me miró de muy mala forma, mientras que María se tapaba la boca para ocultar su risa.

-va, va. sin objeciones, adentro.

-está bien, nena.

hice caso omiso a la frase de él y lo empuje para que entrara.







después de que llegamos y yo pensé iba a poder almorzar, como también que alguien se iba a ir, llegó la hora de la cena. mi mamá y María hablaban, hablaban hablaban. yo sé que mi mamá tenía las preguntas en la boca, al igual que María. supongo que no les parecía el momento y lo agradezco.

me voy a reír de mí misma cuando Jaden y María se vayan, a no ser que mi mamá los invité a quedarse. de solo pensarlo me dan ganas de enterrarme por un rato.

como ambas querían saber María lo llenaría de preguntas a él y mi mamá a mí, a solas.

esto de alguien te traiga a tu casa no es buena idea.

Jaden, como el chico inocente y para nada chupa medias, se quedó hablando con mi mami.

cada tanto lo espiaba y si conectabamos miradas lo amenaza con los ojos. no por nada, solo para que no metiera la pata.

a parte mi mamá ya sabía de él, ya saben, cuando Franco se puso la gorra y comentó, en fin.

ahora me encontraba con los ojos cerrados, con la cara mirando el techo, tratando de no pensar en nada, en nada que no sea comida.

piqué varias durante la tarde, pero la doña me dijo que esperara a la noche para comer un plato especial.

mhm-huh.

ya iba a esperar a ver qué era.

-Daira.

-¿Qué?

-tu mami te está esperando en la cocina, ya te llamó cinco veces.

me retorci sobre el sillón inquieta. abrí los ojos y me encontré con dos esferas celestes, arrugue mi rostro, estaba muy cerca mío.

-vamos a preparar la comida entre todos -mantenía sus ojos fijados en los míos.

y lo que para mi gran sorpresa su siguiente acto me dejó más dura de lo que estaba.

me besó.

o sea, no, pero sí.

fue un pico y rajó.

okey.

mhm.

mordi mi labio inferior, tratando de procesar qué había pasado.

-¡Daira! ¡Daira!

-¡ya va mamá!








¡!

ups👀👀

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