Capítulo 1- Un acto tan inocente

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Varias cosas cambiaron cuando empezaste tu labor en la casa mágica, te levantabas un poco más temprano para ayudar en tu casa, tus desayunos empezaron a ser con más personas, a veces con tu familia, a veces con los Madrigal, que amablemente, te invitaban a quedar

Te empezaste a llevar muy bien con todos así que salías más seguido y más con Mirabel, con quien formaste un especial vínculo por la falta de poder en ustedes en una casa tan peculiar como era aquella donde vivía la de chinos

Te habías familiarizado con la casa y te sorprendías cada vez que las cosas se movían solas. Muchas veces parecía que la casa te ayudaba y hacía más fácil tu labor. Cómo bajar repisas para que estuvieran a tu alcance y pudieras sacudir el polvo que había en ellas o mover muebles para que barrieras detrás de ellos

Cada vez conocías más de la casita y sus miembros. Pasaron los años y podía decirse que parte importante de tu infancia lo pasaste con los Madrigal, creciendo como una de ellos; te tomaban como una especie de prima, sobrina y nieta. No tardaron en tomarte cariño y acostumbrase a tu presencia

Ahora tenías 9 años, casi recién cumplidos, como de costumbre te encontrabas limpiando la gran casa con ayuda de esta misma. Agradeciste en un susurro inaudible para cualquiera, que no fuera Dolores, cuando el suelo se movió para cambiar de lugar una gran maceta y darte paso a barrer esa zona

La maceta regresó a su lugar original y seguiste barriendo, llevando el polvo que se acumulaba en dirección a las escaleras, cuando entonces pasaste a un lado de una puerta y el piso a sus pies se movió llamando tu atención

Miraste la puerta unos segundos, luego desviaste la mirada lentamente para seguir con lo tuyo pero el extraño comportamiento de casita se repitió una vez más

Te acercaste a la puerta extrañada mirándola con detenimiento, era una puerta normal, nada especial. Pero había algo sobre esa puerta que llamaba tu atención

_____- ¿Quieres que me quede?- preguntaste en voz alta, nada pasó, pero aún así respondiste- no puedo, yo tengo mi propio cuarto en mi propia casita. Mi mamá, papá y abuelita me esperan allá. Así que no puedo vivir aquí- posiblemente Camilo te hubiera hecho burla si te veía hablando, aparentemente, sola

Ese mocoso de tu misma edad se divertía haciendo bromas, te llevabas bien con el, pero a veces podías describirlo como "molesto", aunque sabía cuando parar

En la casa, incluso fuera de esta, siempre eran Camilo, Mirabel y tú. Eran de la misma edad así que siempre se llevaban muy bien y divertían estando juntos, incluso si Camilo pasaba mucho tiempo molestándote por lo torpe o distraída que podías llegar a ser

Sacudiste un poco la cabeza para no distraerte de lo que habías pensado originalmente. Así que, una vez te centraste, diste pasos largos y rápidos gritando un: "¡¡PEPA!!". Con esperanzas de que estuviera en la casa

Después de unos tres gritos más, para tu suerte, a la que tanto llamabas salió de la cocina con un par de galletas, que tú habías preparado, en la mano

Pepa- ¡¿Qué pasa, _____?!- preguntó con cierto tono de preocupación ante tantos gritos tuyos llamando su nombre. Te apresuraste a bajar y posicionarte frente a ella que te daba una mirada confundida

_____- ¿Estás embarazada?- casi haces que se atragantara con la galleta que estaba comiendo cuando lanzaste la pregunta sin rodeos

Pepa- ¡¿Qué?! No..- respondió cuando pudo pasar lo que comió. Sentiste una ligera brisa, pero pensaste que no era nada preocupante- espera... ¡¿Me estás diciendo gorda?!- cuestionó enfadada después de pensar tus palabras, casi al mismo tiempo, se formó una tormenta que casi te pega con un rayo, te encogiste y al instante negaste

¡¿Qué clase de encanto es este?!// Camilo Madrigal (Encanto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora