Capítulo 40.

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Pasaron los días, Jungkook estaba desesperado, no sabía nada de Taehyung, no sabía si estaba bien, la ansiedad lo estaba consumiendo, quería ir y verlo con sus propios ojos, esos ojos que difícilmente se cerraban para dormir, pasaba las noches pensando y derramando lágrimas.

El hombre se encontraba limpiando mesas en el bar de Hoseok, dicho amigo le había dado un trabajo ahí para que pudiera vivir humildemente, Jungkook no tenía la oportunidad de ejercer un buen trabajo sin haber terminado su carrera en el pasado, su vida realmente era una porquería, pero aún así estaba de pie.

¿Qué era eso que lo motivaba a levantarse cada mañana?

-¿Se encuentra el Sr. Jeon? -una voz dijo a lo lejos. Éste volteo y vio al rubio mirándolo para luego acercarse a él. -Él quiere verte. -habló seriamente, pareciendo molesto.

Jungkook se sorprendió, se sentía aliviado de saber que seguía vivo, dejó sus cosas y se fue con el Kim menor, su corazón sentía que se curaba poco a poco.

-Perdóname, Jungkook... He sido bastante duro contigo, incluso desde el principio. Sé que has pasado por mucho, hay cosas que no merecías. -habló Jimin serio e inesperadamente mientras manejaba hacia el hospital.

El pelinegro bajó la cabeza, todos sus recuerdo con Jimin vinieron como una película, la vez que lo conoció, él lucía tan preocupado por su hermano en aquel entonces, las veces que lo molestaba o lo sermoneaba, la vez que le lanzó bolsas de basura, cuando lo encontró con Yoongi o cuando lo regañó por perder a Taehyung en el parque de diversiones. Jungkook sonrió nostálgico.

-No hay nada que perdonar... Perdóname a mí. -dijo.

-Tú no sabías nada. Fuiste una víctima como yo y Taehyung. -confesó amablemente.

Jungkook pasó saliva difícilmente por el nudo en su garganta. Ambos permanecieron en silencio durante el camino.

-¿Taehyung tiene familia? -preguntó Jungkook, días antes notó que la única persona que estaba a su lado era Jimin.

-Jamás se casó. -afirmó éste. -Pero mi hija, fue también como su hija, ambos siempre han sido tan unidos, Taehyung se puso triste cuando ella se tuvo que irse a la universidad fuera de la ciudad. -el pelinegro sonrió al escuchar eso.

Pronto llegaron al hospital y llegaron a la habitación de Taehyung.

-Hay algo que necesitas saber, Jungkook. -habló Jimin antes de que el mencionado entrara al cuarto. -Olvídalo, tal vez él te lo dirá.

Jungkook lo miró extrañado y luego entró caminando hacia el otro. Se quedó en silencio por unos minutos.

-¿Me veo viejo, no es así? -inició Taehyung con una voz suave.

-Te ves bien. -aseguró Jungkook secando sus lágrimas que empezaban a salir sin permiso. -Ha pasado mucho tiempo.

-Demasiado. Debes lucir totalmente diferente.

-Nunca pensé verme tan viejo, tengo tantas arrugas, es triste. -confesó sonriendo un poco.

Taehyung sonrió un poco y ambos permanecieron callados por varios minutos, sintiendo la compañía del otro, te das cuenta que es amor cuando el silencio es tan cómodo y reconfortante. Jungkook no podía creer que estaba hablando con él, era más de lo que esperaba, escuchar su voz era como volver al paraíso.

-"La vida sin ti no es vida" ¿lo recuerdas? -preguntó Tae mirando hacia algún punto tranquilamente. Jungkook vaciló unos segundos y lo recordó, esas palabras que él mismo dijo esa noche que lloró en los brazos del otro cuando se enteró de todo. -Tenías razón.

Sintió como su piel se erizó al escuchar eso. Se acercó más a la camilla y tocó la mano delicada de Taehyung con la punta de sus dedos, sus ojos se cristalizaron al ver todavía usaba la pulsera que era parecida a la de él, esa que el mayor había comprado en el pasado. Jungkook también usaba la suya, esa pulsera que protegió con su alma durante su estancia en la cárcel, esa pulsera lo tenía cuerdo día y noche, era su tesoro al que se aferró cada segundo durante esos treinta años, era su único recuerdo de que algún día estuvo en el paraíso.

-Taehyung... Perdóname por todo, fui el culpable de aquello, siento que no debería estar viviendo, pero estoy aquí, a tu lado y me haces sentir tan vivo, tan afortunado. Perdóname, cariño. -la voz de Jungkook se cortó. El mayor tomó su mano y la apretó suavemente también.

-Amor... No hay nada que perdonar... tú eras inocente, no fuiste culpable de nada, no merecías estar en la cárcel tanto tiempo. No era justo para ti, fuiste la víctima más afectada. -lloró Taehyung.

Jungkook se puso de rodillas, levantó la mano del otro y la besó lentamente mientras sus lágrimas caían.

-Te amo, Kim Taehyung. Jamás te dejé amar, jamás pude olvidarte, te extrañé tanto estos años. -lloró.

-Me hiciste tanta falta todos estos años... Jungkook y aunque intenté olvidarlo, jamás pude olvidarte, ni dejar de amarte. -confesó Taehyung.

Jungkook se acercó al rostro del otro y le dio un amoroso toque en la frente con sus labios. El calor de ambos les volvía a dar felicidad, paz y vida.

Jimin miró la escena desde afuera del cuarto a través de la ventana, Jungkook de rodillas tomando la mano de su amado, quien estaba recostado en la cama. No pudo evitar visualizar a esos dos chicos jóvenes y perdidamente enamorados que conoció años atrás, esos dos que se amaron sin esperar nada, que se enamoraron ciegamente y que se quedaron estancados en el fondo de un océano, donde el tiempo había permanecido congelado entre ellos dos. Jimin sabía que el lugar de Taehyung estaba al lado de Jungkook, el único hombre que pudo amar a sus cincuenta y siete años de vida.

Los dos hombres permanecieron tomados de las manos, disfrutando de sus compañías en silencio. Se habían dicho lo que estuvieron esperando por años, años que fueron una tortura para ambos. Pero había tal vez otras cosas que hablar.

-Tae, ¿estás muy enfermo? ¿Saldremos de aquí lo dos juntos, cierto? -preguntó Jungkook mirándolo, el otro se mantuvo en silencio por unos segundos.

-Mi corazón es frágil, pero saldremos de aquí... -sonrió y luego su sonrisa se desvaneció. -Pero sí llegará a morir, tienes que seguir adelante, amor, no puedes deprimirte, tienes que seguir adelante. -dijo Taehyung con una actitud suave.

-No digas eso, saldrás de aquí sano y viviremos juntos por el resto de nuestras vidas. -los ojos de Jungkook estaban llorosos, no podía soportar la idea de perder a Taehyung de nuevo. -Hemos llegado muy lejos...No me dejes, precioso, porque aunque sea de rodillas siempre te perseguiré.

-Me sigues llamando precioso como si aun fuéramos adolescentes, como si no me viera horriblemente viejo. -sonrió Taehyung y el otro solo soltó llanto con nostalgia, odiaba el tiempo, odiaba cada segundo, cada minuto, hora, día, mes y año que había pasado, los odiaba por haberle robado tanta vida a ambos. -No llores, amor.

-Mi precioso paraíso. -sonrió Jungkook besando de nuevo la mano del otro.

Taehyung recordó eso, recordó la noche que estaba con Jungkook, esa noche en la que fue nombrado su paraiso por sacarlo de esa oscuridad en la que estaba. Los recuerdos venían claros y precisos como si hubieran sucedido ayer.

Desgraciadamente una enfermera los interrumpió, avisando que la hora de visita había terminado.

-Prometo venir mañana temprano. -dijo Jungkook plantando un tercer beso en la suave frente de Taehyung.

-Te esperaré con ansias. -contestó el mayor. -Jungkook... -llamó y el mencionado se detuvo antes de salir del cuarto. -Te amo infinitamente.

-Te amo más de lo que imaginas, cariño. -respondió el menor y salió del cuarto para así irse a casa, sintiendo una paz, una tranquilidad inmensa. Ya no había nada que los separara, por fin podrían ser felices.

Quiero ser tus ojos... [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora