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CAPÍTULO  4

Algo en su interior se removió al verlo así, escuchó a su lobo decir que aquel Omega era hermoso, y no pudo controlarse cuando su lobo interior tomó el control de su cuerpo, apenas reaccionó que había cambiado cuando se vio en cuatro patas acercán...

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Algo en su interior se removió al verlo así, escuchó a su lobo decir que aquel Omega era hermoso, y no pudo controlarse cuando su lobo interior tomó el control de su cuerpo, apenas reaccionó que había cambiado cuando se vio en cuatro patas acercándose al Omega.

Kaminari vió todo totalmente sorprendido, aquel nuevo lobo, cenizo igual que que el cabello de Katsuki, avanzó con cuidado y apartado un poco del melancólico lobo de su amigo, se anunció con un suave aullido.

El Omega alzó sus orejas al mirarlo, el Beta se acercó con lentitud, manteniendo una postura sumisa, los lobos fueron al encuentro, el lobo de Izuku lo olió en el cuello, orejas y parte del lomo. El Alfa rubio frunció el ceño confundido al verlo mover el rabo, y su boca se abrió un poco cuando el Omega lamió las orejas del Beta en un gesto de cariño.

El lobo cenizo, más grande que el Omega pero pequeño comparado a un lobo alfa, olfateó entre el cuello y el hombro del otro, dejando lamidas que parecieron dolerle al Omega, ya que soltó unos leves lloriqueos, pero no se apartó, por el contrario, permaneció allí, hasta que su llanto se calmó con aquellos besos.

El Beta se apartó momentáneamente, sus rojizos ojos se encontraron con los esmeralda del Omega por un segundo.

Alzó su cabeza hacia el cielo y aulló con seguridad.

El Omega volvió a mover el rabo ligeramente, antes de acompañarlo y aullar con él.

Su canto era diferente al de hacia unos momentos, no era melancólico, no era triste, era más similar al canto que hacen las parejas luego de que fueron unidas por un lazo, era sencillamente hermoso.

Y Denki parecía confundido, anonadado, porque no podía creer que aquello estaba pasando.

Su abuela siempre le contó de tantas leyendas, y entre ellas, la del Omega y Beta que eran predestinados, y en su mente, esa historia tenía imágenes similares a lo que estaba presenciando en ese momento.

Le hacia pensar tanto en aquel antiguo relato, que tenía algo de esperanza, de que quizás en esa historia esté la forma de salvar a su amigo.

El aullido del Omega flaqueó, los corazones de los otros dos se detuvieron, el lobo se tambaleó unos segundos hasta que con lentitud tortuosa, cambió a ser un chico peliverde.

Con más rapidez que nunca en su vida, Katsuki también volvió a su forma humana y sostuvo el cuerpo de Izuku antes de que este pudiera caer, sintió un escalofrío cuando su piel, sudorosa y fría, tocó la propia, puesto que las prendas se habían ido en cuanto cambiaron a su forma animal.

La respiración del Beta era agitada, abrazaba a Izuku contra sí como si lo conociera de hacía siglos, como si tuviera un tesoro entre los brazos. Su corazón latía agitado y sus mejillas estaban calientes, el olor del Omega  era suave, sutil y dulce, olía a menta y una combinación de flores, era un aroma tan fresco en una situación así, que en su mente se comparó a una brisa fresca en una ciudad atestada de gente.

Our last daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora