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CAPÍTULO 9

CAPÍTULO  9

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"Dulce" 

Su nariz se frotó contra la suave piel del cuello del Omega, aspiró su aroma, llenándose el pecho de su olor, miel, menta y suaves flores... 

"Cómo antes... Igual que antes..." 

Su lobo estaba dando vueltas de felicidad en su interior, Katsuki curvó sus labios hacia arriba entre sueños, abrazando al Omega con calidez. 

"Eres mío de nuevo". 

- ¿Bakugo? - Izuku abrió sus ojos un poco, sintiendo su pecho adolorido al respirar. - M-Me está asfixiando... 

Izuku llevó sus manos a los brazos del Beta, que lo sostenían con firmeza en un envolvente abrazo, no le dolía, no era bruto, pero no lo dejaba aspirar profundamente y eso lo desesperaba. 

El enfermero soltó un quejido y se separó rápidamente al despertarse, Izuku sintió una oleada de frío y el aire escapó de sus pulmones en un suspiro que lo hizo sentir un poco vacío. 

- ¿Izuku? L-Lo siento, a veces yo ... Abrazo las cosas muy fuerte cuando duermo.... ¿Te lastime? 

El peliverde negó, se giró sobre las sábanas y miró al Beta, el cenizo frotaba uno de sus ojos, su cabello estaba despeinado, le hacía lucir muy bien. 

- No importa. - Murmuró, mirándolo algo embobado sin poder evitarlo. 

Sus ojos se encuentran por un segundo, y esa extraña sensación los invade a ambos de nuevo, aunque no saben que sea pero igualmente lo ignoran. 

- Dime, Izuku, ¿Qué desayunaras? 

El omega negó. 

- No tengo hambre. 

- Lo diré de nuevo. - Katsuki se sentó un poco más cómodo en la cama, inclinándose hacia él. - ¿Qué vas a desayunar? 

Izuku se contuvo un segundo para mandarlo a la mierda en su interior. 

-  Veré qué hay. - Murmuró algo molesto, antes de levantarse de la cama de golpe, su cabeza pareció dar una sacudida y sus piernas se debilitaron, cerró sus ojos con fuerza y se sintió caer. 

- Omega. 

Bakugo había ido hacia él incluso antes de que el vértigo lo atacara, porque sabía que ocurriría, así que había llegado a tiempo a abrazar al Omega de la cintura, tomó su nuca con una mano y acomodó su cabeza sobre su hombro, recostando a Izuku sobre su cuerpo, sosteniendolo antes de siquiera comenzar a caer. 

- Despacio, Omega. - Murmuró Katsuki. 

Izuku se sentía a gusto entre los brazos del enfermero, así que se tomó segundos de más, después de que el mundo dejó de girar se quedó aún en aquel cómodo lugar, antes de alzar su rostro del hombro del Beta, mirándolo como si pidiera disculpas. 

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