35

15.5K 1.4K 954
                                    

Los primeros años junto a los gemelos estuvieron llenos de noches de desvelo, de dudas y miedos que hicieron que la joven pareja deseara que los bebés crecieran rápido, pero entonces un día se dieron cuenta de que aquellos niños pequeños e indefensos que necesitaban de sus padres habían crecido. Ya no eran más unos bebés.

Siete años después de su nacimiento, Minseok se había convertido en un niño alegre y sentimental de orejas grandes en su cabellera negra con mechones blancos al que le gustaba jugar tranquilamente y estar con su papá Felix en todo momento. Era bastante callado a comparación de su hermana gemela.

Hwang Minseo, por otra parte, era una niña muy juguetona y traviesa que pasaba el día entero corriendo de aquí y de allá, cantando o hablando de todo lo que veía o le llamaba la atención. Podía pasar horas enteras observando un objeto de su interés con sus grandes ojos miel. Le gustaba hacer preguntas acerca de todo, hábito que heredó de Felix. Por suerte Hyunjin no tenía problema alguno en responder cada una de sus preguntas con una paciencia increíble.

Sus padres no podían evitar preguntarse en qué momento crecieron tanto.

Por un lado, Hyunjin y Felix estaban orgullosos de ver que sus hijos crecían con el pasar de los días, convirtiéndose poco a poco en unos niños más fuertes e independientes, capaces de hacer muchas cosas por su cuenta. Pero eso no significaba que no sintieran nostalgia al recordar a esos bebés que alguna vez fueron.

Y es que aquellos pequeños que dormían con ellos en la misma cama, tomaban leche y luchaban por dar sus primeros pasos, ahora corrían por toda la extensión de la casa que compraron recientemente sus padres, teniendo más espacio para jugar todo lo que quisieran.

Porque sí, ambos gemelos podían convertirse en gatos cada vez que se les antojara. Minseo lo hacía con frecuencia, la podías encontrar trepada en los estantes y mesas de la sala, pero Minseok le tenía miedo al dolor que sentía al hacerse gato y prefería evitarlo. Sus miedos eran algo en lo que sus padres estaban trabajando.

Era un día frío y las calles de la ciudad estaban cubiertas de nieve, pues era la víspera de navidad.

─Seok, amor, ¿qué haces? ─preguntó Felix, sentándose a su lado en la mesita para niños de su habitación.

─Dibujo ─continuó pintando con los más vivos colores─. Ese de ahí soy yo, ella es Seo, el de ahí es papá Hyunjin y este eres tú ─señaló cada uno con su pequeño dedo.

─Te ha quedado precioso ─le dedicó una sonrisa sincera─. Veo que dibujaste nuestra casa atrás.

Minseok asintió tranquilamente.

─¿Por qué Seo tiene las orejas tan grandes? ─preguntó Felix al verla bien.

─Porque es orejona ─respondió con simpleza.

─Hey, no hables así de tu hermana ─lo regañó─. Por cierto, ¿dónde está?

─Estaba en su cuarto jugando con la bola de lana que le regaló mi padre.

Justo en ese momento, Minseo entró de golpe a la habitación de su hermano, corriendo detrás de la bola de lana y lanzando varias cosas en el camino. Minseok emitió un chillido asustado al mismo tiempo que se apegó a Felix, quien sintió con claridad su corazón acelerado.

─Minseo, ¿qué hablamos de no entrar de imprevisto a la habitación de tu hermano?

La híbrida le hizo caso omiso, como si no lo estuviera escuchando y siguió jugando hipnotizada con su juguete, pero se detuvo en seco al escuchar la voz demandante de su padre.

─Sé más cuidadosa, recuerda que tu hermano es sensible y se asusta fácilmente ─le dijo Hyunjin con seriedad mientras entraba a la habitación.

Minseo soltó la bola de lana y asintió en respuesta a las palabras de su padre, a quien le hacía más caso que a su papá.

You can stay ✧ HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora