[Dulce despedida]

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La última maleta estaba empacada y pronto la habitación ya no contenía ninguna pertenecía de la dama.

— Señorita Arin por favor, reflexione la situación. — el joven la seguía apresuradamente —No puede tomar una decisión por impulso.

— Oh claro que puedo y lo estoy haciendo. — Ordenó que llevarán sus maletas al auto. — Este matrimonio fue solo una montaña rusa. Al principio todo iba en ascenso, éramos jóvenes y nos divertíamos con cualquier cosa... y luego — solto una risa seca — Simplemente llegó la bajada.

— Pero solo tienen que volver a intentarlo, ta-al vez fue por el estrés de la agencia, eso mantuvo enojado al Señor Choi por varios días— Trato de explicarse, sus pasos se detuvieron y apretó sus puños   — Solo...yo....ahg. Por favor, no se vaya Señorita Arin... no usted.

La mujer se detuvo y volteó lentamente.

Ver el semblante del hombre que desde que llegó la ayudó en todo lo posible hizo que quede conmovida.

— Hey — agarro suavemente las manos del contrario y lo invito a sentarse en un sofá junto a ella. — Agradezco todo lo que haz hecho y hasta ahora haces por mi... pero a veces solo debo dejar ir las cosas. Se lo que valgo como persona y estoy segura que esta vida, no es felicidad.

— Lo sé, usted merece mucho más. Es solo que la extrañare — Admite ruborizandose un poco.

— Yo también lo haré, no creo encontrar a nadie como tu. Es una pena que tengas que estar aquí. — Dice mirando sus manos unidas.

Su mente estaba llena de ideas que pasaban entre todas, así creando un caos.

Hasta que una idea cruza y se interpone.

— A menos que... —Los ojos de la chica brillaron un poco y dio un leve apretón en la mano del chico— Vengas conmigo.

— ¡¿Qu-ue?!

— No tengo idea cuantas cosas habrás tenido que aguantar pero todo eso puede acabar. Puedes escapar,  iremos a Francia y serás libre.

Debía ser sincero, esa propuesta lo había descolocado un poco y tocado una parte frágil de su corazón.

Por generaciones su familia solo vivió con un propósito, servir a los Choi. Todos sus sueños deberían ser pisoteados y si alguien se rehusaba...

— De-e verdad quisiera pero...— su mirada bajo — Yo trabajo para la familia Choi. Si descubren que huí será mí sentencia de muerte.

Arin se estremeció ante las palabras de su asistente, por más ridículas que sonaban, sabía que eran ciertas. No por nada el imperio Choi era uno de los más poderosos y sin contar que cada integrante siempre tendría sed de venganza corriendo por sus venas.

Incluso su divorció podría acabar en un desastre.

Inhalo un poco de aire y se limpio disimuladamente el sudor proveniente de su frente.

— Lo entiendo. Lamento que tengas que quedarte con ese bastardo.

Dicto levantándose al recibir la señal que todo estaba listo para retirarse.

Ambos fueron con dirección al auto, Arin se subió y bajo la ventanilla del auto mirando a su ex-asistente.

— Adiós señorita Arin, a sido un honor conocerla. Por favor cuídese mucho. — Realizó una reverencia.

Drabbles 4 | SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora