CAPÍTULO 22(Pt.2):

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Capítulo 22(Pt.2): Portador de felicidad.

Las puertas de la comisaría se abren y por estas entra nada más y nada menos que el hombre poseedor de uno de los apellidos más envidiados de toda España.

Isaac Scott.

Venía a paso apurado dirigiéndose hablar con el oficial de policía a cargo del caso de aquel desconocido niño que había sido encontrado en medio de la carretera, solo y con secuelas de haber pasado frío y hambre durante quién sabe cuantos días.

El niño de siete años permanecía sentado en uno de los asientos de la comisaría luego de que la pareja de turistas que lo encontró lo entregarán a las autoridades dando la información de que no sabían su nombre y que sólo lo habían escuchado decir el nombre de Isaac Scott una y otra vez.

Al enterarse de esto las autoridades les resultó demasiado extraño el que un niño vagando por una no muy transitada carretera tuviese algo que ver con uno de los empresarios más importantes de Europa.

Intentaron interrogarlo pero no consiguieron nada más que lo mismo que consiguieron aquellos turistas. El inspector que tomó el caso se planteó la idea de llegar a Scott e informarle sobre lo ocurrido y en el muy probable caso de que no prestase atención al crío, entregarían la noticia a los medios con el propósito de encontrar algún familiar o alguien que lo reconociese.

Pero para la sorpresa del inspector y de todo el cuerpo de policía, Isaac no tardó mucho en atender la llamada del inspector y tan pronto se enteró de la existencia de un niño que no paraba de repetir su nombre, tomó el primer vuelo hacia Barcelona.

—Está dentro —Le informaron a Scott para que entrase a la sala de interrogatorios donde se encontraba el crío y uno de los oficiales que lo tenían bajo observación en caso de que dijera algo más.

—Déjenos solos —Pidió Isaac sin dejar de mirar al niño que estaba sentado sobre la silla y con la mirada fija en el suelo.

El policía captó y obedeció la orden de inmediato ya que solamente personas que estuvieran a la altura de su apellido podían oponerse a su palabra.

Y claramente un oficial no sería nada más que un ser sin importancia para el exitoso empresario.

Tomó asiento en frente del niño y esperó unos segundos y al ver que el pequeño no hablaba supo que iba a ser muy complicado averiguar el porqué de insistir tanto en verlo.

—¿No vas hablar?

—Karen Mortha —Por primera vez en las 24 horas que llevaba en la comisaría mencionó algún otro nombre que no fuera el de ese señor.

—Perdona, ¿Cómo dijiste? —preguntó Isaac sorprendido al escuchar el nombre de su esposa.

—Hablaré con ella, no con usted.

Esa respuesta claramente no le causo ningún tipo de agrado al hombre que había dejado todos sus asuntos pendientes por ir hasta ahí y resolver esas inevitables preguntas que se hacía su memoria al saber del caso.

—Hagámos una cosa, tú me dices de dónde conoces a mi esposa y según tu respuesta yo podré hacerte llegar hasta ella.

—Es un lejano familiar.

—¿Familiar? —preguntó Isaac con aún más asombroso.

—Sí, necesito hablar con ella.

El hombre respiró hondo y se pensó la idea de informarle de todo esto a su esposa y convenserla de que hablara con el niño.

—¿Cómo te llamas?

El desconocido para Isaac permaneció en silencio por algunos largos segundos hasta que por primera vez desde aquel día, levantó la mirada del piso. Lo hizo solamente para mirar fijamente el gris que poseían los ojos del empresario y para asombrarlo con la oscuridad que emanaban los suyos y seguir sin responder.

Remember Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora