CAPÍTULO 2:

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Capítulo 2: La Mochila Azul.

Emma.

Estoy muy impaciente esperando cuál será su respuesta con mil ideas locas que me entran a la cabeza.

¿Y si me dice que me debo cortar un brazo?

¿O que debo morir para ello?

Mis ideas son calladas por el sonido de su voz ronca pronunciando cada palabra con su perfecto acento español.

—Mañana a las once en el parque central te estará esperando un hombre vestido de negro con una mochila color azul. Sólo tienes que acercarte a él y decirle "Vengo de parte de Max", él te entregará un paquete y sólo tienes que entregármelo a mí. Te estaré esperando en ese callejón de ahí —Señala hacia un costado y puedo ver el callejón al que se refiere.

Y aquí está.

Todo es mentira, ¡Todo es mentira!

Sólo quiere que vaya para destriparme ahí.

—¿Qué contiene ese paquete? —le pregunto cagada de miedo.

—Tú sólo tómalo, no tienes por qué saber.

—¿¡Qué tiene ese paquete!? —pregunto por segunda vez un poco más enojada olvidándome de que me puede matar.

—Droga.

La respuesta me deja paralizada.

Me va a drogar para después matarme.

Sí, seguro es eso.

—¿¡Qué!? ¿¡Estás loco!? Yo no voy a hacer eso —hablo con un tono entre asustado y enojado al mismo tiempo.

—Es eso o tu dignidad.

No pienso, sólo actuo y lo cacheteo. Trata de decir algo pero antes de que pueda pronunciar algo lo detengo y hablo:

—¿Tú me vas hablar de dignidad a mí? ¿Tú, que entraste a un vestidor y le tiraste una foto íntima a una menor de edad?

Se queda callado y a la vez pensativo, como si estuviera sorprendido de oír que soy menor de edad. Después de mirarme fijamente a mis ojos cafés pronuncia sus palabras:

—Mañana recogeré el paquete en ese callejón de ahí —Señala el callejón nuevamente—. Si a mediodía no te veo llegar, publicaré tu foto y me encargaré de que no exista una persona en Madrid que no haya visto esas preciosas tetas que tienes.

Me deja con la palabra en la boca y se va como si nada. Lo veo alejarse y no me quedo para ver si regresa o no. Así que me doy la vuelta para volver a la tienda. Llego y al instante tengo a mi hermana delante.

—¿¡Dónde estabas!?

¿Se lo digo? ¿O no se lo digo?

Si se lo digo posiblemente quién muera sea él porque mi hermana está mil veces más loca.

Y si no lo hago, tendré que resolver esto por mi cuenta.

—Salí a caminar, para conocer la ciudad.

¿Mala decisión? ¿Buena decisión?

—Emma, no puedes salir así sin avisarme y menos con algo que aún no has pagado. Casi se me cae la cara de vergüenza cuando la recepcionista me dijo que te habías ido corriendo con la blusa puesta.

—Perdón, sólo actué, no volveré hacerlo.

Suspira y pone una mano sobre mi hombro.

—¿Te vas a quedar con ella?

Remember Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora