CAPÍTULO 23:

1K 109 25
                                    

Capítulo 23: La puesta del Sol.

Emma.

Mi vista se adaptó un poco a la oscuridad y levemente puedo ver de reojo las cosas que hay a mi alrededor pero aún así me quedó fija observando el techo. Puedo mover la cabeza, soltarle la mano, salir corriendo e irme de su vida para siempre.

¿Eso sería lo lógico?

Trato de buscar respuestas pero no las hay, porque la mayoría de cosas que pasan en mi vida no tienen lógica pero aún así yo siempre trato de ser racional y buscarle respuestas a todo.

Pero a esto...

¿Qué respuesta le puedo dar a todo esto?

Tristhan...

Su nombre suena en mi cabeza una y otra vez. Trato de apartar el recuerdo de sus palabras de mi mente pero es imposible.

No puedo pretender que no fui testigo del dolor que se sentía en su voz mientras me daba aquellos motivos que tantas veces le pedí.

Su agarre en mi mano se mantuvo firme durante toda su historia y al final, sólo al final disminuyó la fuerza en cambio no la apartó.

¿Debería apartarla yo?

Quizás sí, pero por alguna inexplicable razón no lo he hecho y aún así continúo tomada de su mano, sumergida en un silencio donde sólo puedo escuchar mi agitada respiración.

No tengo palabras para decirle.

Tampoco el valor para abrazarlo.

Por eso permanezco inmóvil, mirando el tejado y deseando que lo que se repita en mi mente sean las palabras de los momentos en los que contó que era feliz y no esa estúpida frase que jamás creí que diría.

"Jodidamente enamorado de ti".

Max, Tristhan, Felipe o cuál sea su nombre, ¿Está enamorado de mí?

¿¡De mí!?

No, no, no. Díganme qué es mentira, por favor, que él no está enamorado de mí y que todo se trata de los nervios.

Por favor díganme que no le hice daño cuando le dije que "sí" a mi novio.

Y por favor díganme que no le volveré a romper el corazón cuando le diga que yo también estoy jodidamente enamorada, pero de Alex.

—Puedes irte si quieres —susurró de repente y no me moví—. ¿No dirás nada?

—Sabía que eras mayor que yo.

Fue lo único que se me ocurrió decir porque fue lo primero que pensé en cuanto supe que estudiábamos en el mismo año.

Era una tontería pero lo hizo reír levemente y eso me hizo sentir tan bien.

No sé si me había dado cuenta antes pero el sonido de su risa es increíblemente hermoso.

—¿No hay nada que quieras preguntar?

Pensé por un momento hasta que acepté que ninguna de mis tontas preguntas sería igual de importante que decirle:

—No te drogues más, por favor.

—Eso no es una pregunta.

—No evites mis palabras.

—Dije una pregunta, no una idiotez.

—Es una petición.

—No cumpliré tu petición.

—Es que no quiero que continúes destruyendo tu nueva vida tratando de escapar de tu pasado.

Remember Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora