CAPÍTULO 16:

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Capítulo 16: Los Jordan.

Emma.

Desde el primer momento en que llegué a este mundo nada para mí fue fácil. Tuve que despedirme de ver a mi madre todos los días cuando apenas era una bebé y ya no necesitaba alimentarme de ella. La infancia de mi hermana y yo fue criada por nanas, nuestros primeros pasos los vieron ellas, nuestras primer palabras fueron para ellas, siempre ellas, nunca nuestros padres.

Mi madre, Thalía Jordan era una importante empresaria que constantemente tenía que moverse de un lugar para otro. Y mi padre, Jaime Jordan no se queda atrás, incluso él era más comprometido con su trabajo que ella. Ambos viajaban de aquí para allá, y sólo nos veían a nosotras una o dos veces cada seis meses, y en una ocasión pasó un año y aún no los veíamos.

Aunque eso sí, Lesley y yo siempre teníamos la garantía de que iban a volver, así pasase mucho tiempo. ¿Aunque para qué? Si cada vez que volvían vivían pegados al teléfono o al computador. Muy pocas veces tenían tiempo para nosotras.

Y así pasaron los años, nada cambio, exepto nosotras que acabábamos de entrar en la adolescencia y no sabíamos prácticamente nada de la vida. Lesley siempre fue la sociable, en cambio yo sentía que estaba mejor sola. Y sí, en el instituto yo era la nerd y mi hermana era la cool, pero cuando llegábamos a casa solamente éramos Lesley y Emma.

Dos niñas que se tenían la una a la otra, que dependían de sus nanas y se les rompía el corazón cada que llegaban a casa y no veían a sus padres.

Y yo no sé qué hubiese deseado Lesley, pero yo hubiese querido tener un papá celoso y sobreprotector que estuviese al lado de una mamá cariñosa que me diera consejos de cómo afrontar los problemas. Sólo quería eso, una familia normal y unida.

Cuando me llegó la regla no tuve una mamá que me explicase cómo funcionaría mi cuerpo a partir de ahora. De hecho aún recuerdo cuando viró del viaje en Paraguay y se lo comenté, ni siquiera me prestó atención.

Y no, no es que mi mamá no me quiera a mí o no quiera a Lesley. Es simplemente que ella se adaptó al estilo de vida de mi papá, y él es alguien que haría lo que sea por su empleo. Y sé que gracias a su esfuerzo es que hoy podemos tener todo lo que tenémos, lo sé y le aplaudo porque sé que se ha pasado la vida entera trabajando al lado de mi madre para poder darnos a mi hermana y a mí una vida decente.

Lástima que no pudiesen vivirla con nosotras.

Y no lo sé, dicen que a veces los imprevistos pueden unir personas. Pues en nuestra familia hubo uno que la unió, salvo que esa no sería la manera en la que me hubiese gustado que pasaran las cosas.

Todo sucedió cuando Lesley tenía diecisiete años y llegó a casa llorando. Mis padres y yo la esperábamos para cenar en cuanto la vímos entrar por esa puerta llena de lágrimas y con el corazón a punto de salirse de su pecho.

Me acerqué a ella y me agache en frente suyo para mirárla a los ojos. Es mi hermana, la conocía mejor que nadie y sabía exactamente lo que tenía. Y no, no era nada bueno.

Inconscientemente de mis ojos también brotaron un par de lágrimas.

Gire el rostro para ver a mis padres de pie y mirándo la escena sin saber qué hacer. ¿Y es que qué iban hacer? Si no nos conocían, no sabían nada de nosotras, no tenían nuestra confianza ni tampoco la capacidad mental que tienen todos los padres para saber qué les sucede a sus hijos.

Remember Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora