La vida de Esmeralda cambio por completo la noche que Aro Volturi inrrumpio en su habitación.
Esmeralda fue llevada al castillo de Volterra, se ganó la confianza de los Volturi y se convirtió en una de sus más grandes allegadas.
Ella ansiaba ser t...
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Esmeralda tocó la puerta por segunda ocasión esperando pacientemente que le abrieran, faltaban pocos minutos para la media noche pero Aro le había pedido que fuera a su despacho.
Caius apareció detrás de la puerta con una sonrisa sanguinaria. La rubia sonrío negando con la cabeza, aveces pensaba que el vampiro era un psicópata, no entendía como disfrutaba que Aro fuera débil en sus decisiones acausa de su presencia, porque si había alguien contento de que Esmeralda se fuera era Caius.
Y se cuestionaba constantemente si la razón era porque deseaba que supiera el secreto que ocultaban o porque quería ver a su hermano perder ante alguien por primera vez.
En el despacho estaban los tres monarcas, Marcus se veía muy preocupado a comparación de Aro que sonreía de forma casi retórica.
—Mi querida Esmeralda que gusto que estés aquí —dice Aro con voz gélida —queríamos darte una indicaciones antes de que partas.
—Por supuesto, soy todo oídos —contesto de forma serena ocultando cualquier signo de inseguridad.
—Bueno escuchamos que planeas mostrarte ante los humanos —dijo Caius alzando una ceja —un acto atrevido viniendo de un Volturi.
—Vaya, los rumores vuelan rápido en el castillo —dijo con sarcasmo causando una sonrisa en Aro —bueno en realidad pensé que la manera más sencilla de averiguar que papel juegan los cullen en Forks, si tengo la opción de fingir ser una ciudadana más de la ciudad ¿Porque desaprovechar la oportunidad? —explico encogiendo los hombros como si hablara de quitarle un dulce a un niño.
—Imagino que piensas que tener los ojos verdes te dará ventaja ¿No? Y que será más fácil parecer una humana —pregunto Aro caminando alrededor de ella —estas equivocada si piensas eso, apuesto que no has pensado en como te sentirás al estar rodeada de tantos humanos por primera vez —comento minuciosamente.
Eso no se lo había planteado, nunca había estado rodeada de humanos sin ninguna compañía y aunque ella era vegetariana podría perder el control incluso por la más pequeña cantidad de sangre humana, la sed de un vampiro no discriminaba seres vivos cuando se trataba de alimentarse.
—¿Apuesto que no habías pensado en eso? —pregunto Caius con ambos dedos índices juntos sobre su nariz como si sus pensamientos estuvieran en un gran dilema.
—No lo había contemplado —dijo sopesando las palabras —pero tampoco veo problema alguno —dijo con determinación disolviendo cualquier duda de su cabeza —no consumo sangre humana, además mi apetito solo se vería en peligro si no tuviera animales para alimentarme, pero en Forks hay un bosque, sobran animales.
No se iba a mostrar débil cuando estaba a solo unos pasos de lograr su objetivo. Siempre había sido fuerte al momento de tomar una desición, la osadía era algo que formaba parte de su vida cotidiana, había tenido que aprender a enterrar sus miedos en el fondo de un agujero negro desde que entró al castillo por primera vez, una humana no podía verse débil ante un vampiro sería una presa fácil de destruir.
