La vida de Esmeralda cambio por completo la noche que Aro Volturi inrrumpio en su habitación.
Esmeralda fue llevada al castillo de Volterra, se ganó la confianza de los Volturi y se convirtió en una de sus más grandes allegadas.
Ella ansiaba ser t...
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Esmeralda se dejó caer sobre su cama pensando en su sueño. Dormir era una de las cosas que más disfrutaba y agradecía que su don se lo permitiera, podía dormir tres veces a la semana. Normalmente solo soñaba una vez en esos tres días.
Este es el sueño más impresionante que ha tenido, ese lobo se veía tan real ¿Qué significaría? Y esa chica ¿Quién colmillos era? sus sueños en ocasiones eran confusos y solo mostraban escenarios fugazes, tenía que averiguar por su cuenta que significaban.
Jane le había dicho que no se preocupara, que no era nada que la realeza vampírica no pudiera controlar. Pero cuando Esmeralda quería saber algo no descansaba hasta obtener la respuesta y esta no sería la excepción.
Se levantó de la cama y salió de la habitación a paso lento haciendo sonar el piso de mármol con sus costosas zapatillas color rojo sangre.
En el camino se encontró con varios vampiros de la guardia que observaban atentamente cada rincón, vigilando que no hubiera ninguna amenaza que pudiera poner en peligro a los monarcas.
Cómo de costumbre los ignoro y entro a la biblioteca, cerro la puerta y aspiro el aroma a libros viejos, ese perfume que soltaban las páginas amarillas y las pastas viejas la relajaban. Este era el único espacio del castillo que le traía paz, porque era como su lugar personal donde nadie era asesinado a sangre fría, ahí además de ella solo podían entrar Alec, Jane y los monarcas.
Se dirigió al estante de libros que titulaba "Criaturas mitológicas", lo tomo y se sentó en el sofá junto a la ventana, tomó la cortina dejando una pequeña rendija abierta y sonrío observando su piel, brillaba como pequeños diamantes. Eran escasas las veces que podía ver el sol, los Volturi eran muy estrictos, solo permitían salidas en la noche, debían pedir permiso y solo así se les concedía el derecho.
Por eso, había pedido a Aro que le otorgará el capricho de tener una pequeña ventana, como el castillo estaba oculto bajo la catedral era casi imposible que hubieran ventanas a menos que se hiciera una especial como esa.
Abrió el libro y el índice fue como un dulce manjar para sus ojos.
Seguía una larga lista, pero solo le importaba un tema en especial. Los hombres lobo, Esmeralda estaba segura de que ese lobo no era común y corriente. Paso las páginas y se detuvo en la que deseaba.
