33

100 5 0
                                    

# Dann

- ¡Atención servidumbre! ¡Hagan silencio, que Eliana Montessino ha llegado! - un hombre pequeño y casi calvo trajeado completamente ingreso a la cocina, detrás de el venían seis mujeres de apariencia aterradoramente similar.

- ¿Qué es esto? ¿Quiénes son ustedes? - preguntó Magda asustada.

- No tienes de que preocuparte mujer, nosotros nos encargaremos de la cena de esta noche, puedes retirarte - la sonrisa malvada de aquel pequeño hombre me pareció aterradora -. De hecho, todos, retirense de inmediato.

- ¡No puedes hacer esto! ¿Quién te crees? - le gritó Susana parándose de su asiento para apoyar a Magda, hice los respectivo y camine hacia ambas para apoyarlas.

- Son órdenes de la señorita Montessino - contesto el hombrecito  gesticulando demasiado, parecía disgustado.

Posteriormente aquel hombrecito avanzo hacía la estufa pasando de nosotros junto con sus seis chicas que portaban el mismo traje que Susana y Magda. El hombre examinó las ollas, el horno y las bandejas que ya habíamos sacado de el, reviso el refrigerador y lo que había dentro con lentitud para posteriormente mirar a Magda con furia, me puse en medio de Magda y Susana y las tome de la mano temiendo que se pusiera violento.

- ¿¡Qué es esto!? - exclamó él con todo el rostro enrojecido -. ¡Esto es un desastre! No permitiré que esa comida sea servida, sirvientas, tiren todo a la basura.

Enojado por lo que aquel calvito había dicho, solté a ambas chicas y me dirigí a él con intenciones de golpearlo.

- No te atrevas - amenazó el hombre, entonces una desconocida con el mismo traje de mucama ingreso corriendo a la cocina.

- Eliana espera Jeffrey, sabes que odia esperar ¡Ella nos matará vivos! ¡Sirve la cena de una vez! ¿¡Qué esperas!?

El hombrecito de nombre Jeffrey tembló ante la mirada asustada de la joven quien poseía un aire distinto a las otras seis chicas, comenzó a mirar a todos en una silenciosa advertencia. Eliana era una mujer de temer.

- Yo... No tenemos nada listo - se limitó su decir Jeffrey tapándose los cara con ambas manos.

- ¿¡Qué dices!? - juraría que la joven mucama estaba a poco de desfallecer.

- Yo prepare todo como se me indicó - dijo Magda dando un paso al frente.

- Es verdad - concordó Susana.

- Jeffrey... Como siempre ¡No sirves para nada! - abrí los ojos sorprendido cuando lágrimas salieron de los ojos de aquel hombrecito - ¡Vete! Estás despedido.

Jeffrey rompió el moño morado que aprisionaba su cuello y se lo tiró a la joven chica justicia en la cara antes de desaparecer. Entonces la chica nos miro a los tres con detenimiento.

- Buenas noches - se limitó a decir con una reverencia -. Mi nombre es Ofelia y estoy aquí para ayudarles con la cena de esta noche - suspiré, ella parecía mucho más amable que el calvito ese -. Permítanme presentarles a mis hermanas, como ven, somos bastante similares.

- ¿Entonces como sabremos quién es quién? - le pregunto Susana aferrandose a mi brazo.

Eso pareció divertir a la chica, quién le hizo un gesto a sus hermanas para que se acercaran. Cuando estuvieron cerca, pude ver que no venían solas, traían tres grandes baúles.

- Podrán distinguirme - respondió ella probando un poco de la comida de la olla humeante que aún descansaba en la estufa -. Porque solo yo tengo el privilegio de tener un nombre.

- Mujer - corrigió Susana con rostro desafiante -. Todos aquí tenemos nombre, estamos en el siglo XXI no en la época feudal.

- Cada uno hace lo que cree correcto - respondió Ofelia encogiéndose de hombros -. Ahora... La comida está deliciosa, pero el gusto de la señorita Montessino es algo especial, les propongo un trato.

Juntos | BL [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora