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# Lauren

Remember The Alamo sonaba en la radio del comisario, aquí eran muy fanáticos de la música de George Strait, me encontraba sentada esperando al comisario para darle mi testimonio, había encerrado a los tipos de la pandilla que no habían huido y con ellos a Tanner, Bill había sido llevado a la clínica del lugar ya que, cuando lo encontraron estaba tirado en el suelo sin poder moverse y los demás se encontraban dando su testimonio al comisario.

La mujer de las toallitas húmedas salió de la sala de interrogaciones y me sonrió incomodamente.

- ¿Cariño, te encuentras bien? - entonces ella se sentó a mi lado -. Fuiste muy valiente pero, también muy estúpida.

- Ni me lo digas - reí, era verdad pero, no iba a permitir que unos imbéciles hicieran lo que les de la gana en el lugar que me había acogido - No podía permitir esa injusticia.

- Esos imbéciles son conocidos por toda Texas, se dice que son tremendamente peligrosos, debes cuidarte las espaldas de ahora para adelante - ella parecía muy seria - Cómo sea, pude hablar con Ginebra, me encargo que la esperarás.

La chica entonces se despidió con un abrazo en el cual sentí su cuerpo temblar.

- ¡Lauren! - exclamó Kendra corriendo hacia mí.

- Kendra ¿Qué haces aquí?

- Vine por ti y mi madre, cariño... Me contaron todo...

Bill, si Kendra no lo sabía no podría ocultarselo por mucho.

- ¿Te contaron de Bill?

El rostro de Kendra cambio a uno de tristeza, pero pronto se acercó a mí para darme un fuerte abrazo, las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos sin parar.

- Ya estoy aquí cariño, llora todo lo que quieras, fuiste muy valiente.

- Lo siento mucho...

- No lo sientas, eres una heroína, después de esto iremos a ver a Bill.

- No quiero dormir sola está noche - admití, tenía miedo de que Tanner saliera libre, de volver a verlo, él me había hecho tanto daño.

- No lo harás, vendrás a nuestra casa hasta que te recuperes de esta ocasión tan traumática.

- ¿Kendra? ¡Kendra! - exclamó Ginebra saliendo de la sala de interrogaciones - ¡Lauren! Oh cariño, estás hecha un desastre.

- ¡Pelirroja, es tu turno, eres la última!

Camine en silencio hasta la sala sintiendo dos pares de ojos fijos en mí, voltee para comprobar si mi teoría era cierta, al parecer no, Kendra y Ginebra simplemente se abrazaban preocupadas la una por la otra, las ganas de llorar me inundaron, extrañaba a mi familia, especialmente a mi madre.

- ¿¡Qué esperas rojita!? - exclamó el comisario señalando la sombría habitación.

Entonces le conté todo al comisario,  todo lo que pude recordar fuera del rostro de Tanner, a pesar de que lo detestaba por haberme abandonado, no quería que el terminará en alguna prisión humana.

- ¿Qué me dices del hombre que intento raptarte?

De Tanner, muchas cosas, principalmente que era un inmaduro y un tremendo idiota.

- En verdad no estoy segura de que intentará raptarme - no sabía que decir, por los programas sobre policías que había visto en televisión, sabía que cualquier cosa que dijera podría ser usada para incriminarlo.

- ¿Lo conocías?

De toda la vida, al menos eso creí.

- No, de nada, jamás lo había visto.

Juntos | BL [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora