Levanta tu cabeza, mira alrededor
Hay personas que solo te miran a ti
Hay una persona que recibe un amor único
Y esa persona eres tú.
Fecha de inicio: 09/01/2022
Fecha de finalización: --/--/----
Prohibida su copia o adaptación.
Portada por: @Kimj...
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—TaeYong.— Yuta llamo mi atención pronunciando mi nombre. Lo miré con pereza, traía su teléfono en la mano derecha y el ceño fruncido, observando la pantalla. Me incline en su dirección, apoyando mi cuerpo sobre su brazo izquierdo.
—¿Qué?
—¿Qué anime es este?— Me extendió el teléfono, mostrándome la pantalla.
—No me jodas.— Fruncí el ceño y regresé mi atención al portátil, separándome del menor. El japonés estaba rellenando uno de sus tantos puzzles sobre anime, aparte, no tenía idea de a qué anime se estaba refiriendo.— Pregúntale a DoYoung.
—A ver.— El pelinegro extendió la mano desde el otro lado de la mesa. Yuta le dio el teléfono, e igual que el contrario, frunció el ceño por unos segundos antes de dar una respuesta.— Mushishi. —Pronuncio para devolverle el aparato a su dueño, el cual tecleo con fuerza sobre el mismo.
—¡Si era!— Hizo el amago de levantarse para darle un abrazo al pelinegro, pero el más alto ya se había concentrando nuevamente en subrayar las páginas sueltas que estaban regadas sobre la mesa.— Te amo, DoYoung.
—Es muy bonito como demuestran su amor.
El cuerpo de Yuta se sentó ligeramente al escuchar una voz femenina a nuestras espaldas. No llegaba a entender porque el japonés temía de la más alta.
Una bolsa llena de galletas (De la marca que vendían cerca de la facultad) y unas botellas de agua se dejaron caer sobre la mesa gris del comedor de la universidad. DoYoung separó la vista de los hojas llenas de apuntes para los exámenes y con una sonrisa de oreja a oreja, saludo a Yura, quién tomaba asiento a su lado.
—¿Cómo están, chicos?— Con una manos, despeinó el cabello de DoYoung, el contrario se dejó hacer sin protestas. Yuta, quién seguía petrificado a mi lado, desvío la mirada a mi computadora.— ¡Hola, tocayo!
—¿Tocayo?— Pregunté, mirándola mientras apoyaba su cabeza en el hombro del pelinegro a su lado.
—Estaba pensando,— Su expresión se torno pensativa.— Tenemos casi el mismo nombre, ¿Por qué no seríamos tocayos?— Asintió para si misma, mientras que Yuta se volteo a mirarla, sin decir una palabra.— ¿No crees, Nakamoto?
—Sí.
—¿Estás de acuerdo?
—Sí.
—Seguro.
—Segurisimo.— El japonés asintio varias veces y se acomodo a mi lado. En un intento de esconderse, imitó la posición de Yura, apoyándose en mi hombro. Solo que el menor fijo su atención en la móvil.
Solté un suspiro, volviendo mi atención hacia mi novia.
—¿Por qué la sorpresa?—Inquiri, esperando alguna de sus típicas excusas, nuestras facultades quedaban a kilómetros de distancia.