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Abrí los ojos, parpadeando repetidas veces hasta acostumbrarme a la oscuridad de la habitación

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Abrí los ojos, parpadeando repetidas veces hasta acostumbrarme a la oscuridad de la habitación. ¿Aun no había amanecido?

Estire mis brazos, soltando un bostezo en medio de la acción, el reloj a un lado de la cama marcaba las seis en punto. Mi despertador natural era sin duda una bendición.

A juzgar por la posición en la que se encontraba dormido TaeYong, podría apostar a que se había quedado toda la noche en vela, tal vez viendo algún documental o vigilando que yo no me levantara en la madrugada y vomitara en medio de la habitación.

Sonreí con emoción y me acerque hacia él, peine su cabello un par de veces, dejando un par de besos en el camino. Al no recibir reacción alguna del castaño, me levante con suma delicadeza de la cama.

Sabia que regalarle cortinas gruesas a TaeYong había sido una buena idea, porque no se filtraba ni el mas mínimo destello de luz. Solía quejarse todo el tiempo sobre cómo debía meterse debajo de las sabanas para que los rayos del sol no lo molestaran en la mañana.

Me acerque a los cajones frente a la cama, tome la primera camiseta que encontré y emprendí camino hacia la cocina.

Tenia ganas de tomar un batido, pero no estaba muy segura de poder hacerlo sin mucho ruido de por medio, así que me conformaba con el jugo de naranja y zanahorias que Yong compro para mí a inicios de la semana.

Di vueltas por la cocina, preparando los huevos revueltos y las tostadas, estaba casi segura que TaeYong pediría Rameyon para desayuno pero sobre mí cadaver lo dejaría desayunar eso.

Una vez sentí que tenia la cantidad indicada de tostadas, me dirigí hacia los gabinetes que busca de un plato onda para el cereal de TaeYong y otro para mi granola. Era gracioso encontrarla a un lado de todas las sopas instantáneas que guardaba TaeYong, pero también me recordaba a lo atento que era conmigo al comprar que solo yo comería.

—¿Cómo es que tienes tanta energía en la mañana?—Un TaeYong despeinado, que arrastraba sus pasos con pereza se dejo caer sobre una de las sillas frente al desayunador, observando cómo preparaba el desayuno. —Anoche no podías dar mas de dos pasos en linea recta.—Una pequeña risa se escapo de sus labios.—¿No te duele nada?—Negué, dejando las tostadas frente a el y la leche para que pudiera comer su cereal

—Me sorprende que pienses de esa forma, ¿Acaso no me conoces?—Rodee el sobre de granito para así quedar frente a él, sonreí, y me deje caer sobre su regazo, acomodando mi cabeza sobre su hombro mientras que el pasaba sus brazos por mi cintura. —El alcohol y yo somos uno.

—Yah, Shin Yura, eso no es algo de lo que puedas presumir.—Solté una pequeña risa al sentir su manos vagar por mi espalda.—¿Hoy entras temprano?—Asentí, levantando mi cabeza para así quedar frente a su rostro, lleve mis manos a su rostro, sonreí y deposite un corto beso sobre sus labios.

—Feliz cumpleaños, amor.—Sus ojos se abrieron con sorpresa, dándome a entender que como de costumbre, no sabia en que día del mes estamos.—¿Como es que olvidas tu propio cumpleaños, Lee TaeYong?

KAIMOS;Lee TaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora