Karma podía percibirlo.
Esa no era la decisión correcta. El primer movimiento de su enemigo lógicamente sería cortar sus comunicaciones y accesos.
Era ir directamente a la boca del lobo.
- A menos de que…
- Karma-kun
Una dulce voz se oía mediante susurros, el tono de voz se escuchaba… desgarrado y ronco, contrastando con la suavidad usual.
Volteó la cabeza buscando el origen de la voz. Todos sus anteriores pensamientos se desvanecieron completamente, tomo del hombro a Nagisa antes de preguntarle.
- ¿Sabes de donde proviene? – Este negó confundido, analizándolo con preocupación.
- ¿Te sientes bien, Karma? Hasta el momento solo escuché a Koro-sensei.
El pelirrojo sacudió su cabeza para librarse de aquella idea, desechándola inmediatamente.
- Excelente – musitó poco convencido de su cordura
Sugino charlaba tranquilamente con Maehara. Koro-sensei seguía parloteando, como si nada hubiera pasado.
- Ayúdame – se volvió a escuchar
Karma se pellizcó el brazo, lo último que necesitaban era tener que lidiar con alguien que comenzaba a tener alucinaciones.
- Sal de mi cabeza – ordenó mentalmente antes de intentar enfocarse en Maehara que estaba junto a Koro-sensei. O en cualquier otra cosa
Como si consiguiera leerle los pensamientos la voz de la científica comenzó a resonar con un timbre lastimero.
- Ayúdame, te lo pido. No me queda tiempo…
- ¡Ya cállate!
Perdiendo el temple agarro una piedra arrojándola al piso con frustración en la dirección más cercana a la que había percibido aquel murmullo.
- ¡Desapareciste! Simplemente no estás!
Nagisa le tomó del hombro.
- ¿Karma?
La melodía que Koro-sensei cantaba hace unos instantes comenzó a reverberar en sus oídos, la voz de Okuda era suave y agradable, delicada como el cristal se asemejaba a una pequeña brisa.
- Nagisa, deja de bromear – reprendió enfadado ante la posibilidad de que su clase se estuviera haciendo a los locos ¿escuchas?
Lo arrastró al pasadizo en donde había comenzado a escuchar a Okuda, pero contrario a las veces anteriores no se escuchó nada.
- No sé a qué te refieres.
El peliceleste tomó distancia yendo a buscar a Takebayashi, a por ayuda. Sin antes advertir al pelirrojo que se quedara en ese lugar y no se moviera.
Lástima que Karma simplemente no le escuchara. A ciegas, se internó en aquel lugar siendo guiado por esa voz, después de todo esas gotas de agua que bajaban cada cierto tiempo le fastidiaban.
- Ayúdanos. Nakamura está llorando, Justice tiembla. Ayúdanos Karma.
Las trenzas moradas, aquellos anteojos característicos de su persona.
Su imagen coincidía. Esa… ella era Okuda, se encontraba a solo unos pasos de él.
- Isogai murmura sin tregua, Terasaka intenta huir y no puede. Nos estamos dando por vencidos.
En su blanca tez poco a poco comenzó a distinguir rasguños, y tenía la tela del brazo izquierdo desgarrada. En ella podía notar una herida.
- Sumire no despierta. Itona no deja de temblar.
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Terror en la cueva
RandomLa clase E del instituto Kunugigaoka se aventurará en una cueva para compensar la decepción del intento de susto de Koro-sensei. Pero al ser una clase anormal, el conjunto de asesinos se enfrentaran a un enemigo formidable, al que los cuchillos y pi...