Capítulo 11

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Karma podía percibirlo.

Esa no era la decisión correcta. El primer movimiento de su enemigo lógicamente sería cortar sus comunicaciones y accesos.

Era ir directamente a la boca del lobo.

- A menos de que…

- Karma-kun

Una dulce voz se oía mediante susurros, el tono de voz se escuchaba… desgarrado y ronco, contrastando con la suavidad usual.

Volteó la cabeza buscando el origen de la voz. Todos sus anteriores pensamientos se desvanecieron completamente, tomo del hombro a Nagisa antes de preguntarle.

- ¿Sabes de donde proviene? – Este negó confundido, analizándolo con preocupación.

- ¿Te sientes bien, Karma? Hasta el momento solo escuché a Koro-sensei.

El pelirrojo sacudió su cabeza para librarse de aquella idea, desechándola inmediatamente.

Excelente – musitó poco convencido de su cordura

Sugino charlaba tranquilamente con Maehara. Koro-sensei seguía parloteando, como si nada hubiera pasado.

- Ayúdame – se volvió a escuchar

Karma se pellizcó el brazo, lo último que necesitaban era tener que lidiar con alguien que comenzaba a tener alucinaciones.

Sal de mi cabeza – ordenó mentalmente antes de intentar enfocarse en Maehara que estaba junto a Koro-sensei. O en cualquier otra cosa

Como si consiguiera leerle los pensamientos la voz de la científica comenzó a resonar con un timbre lastimero.

- Ayúdame, te lo pido. No me queda tiempo…

- ¡Ya cállate!

Perdiendo el temple agarro una piedra arrojándola al piso con frustración en la dirección más cercana a la que había percibido aquel murmullo.

- ¡Desapareciste! Simplemente no estás!

Nagisa le tomó del hombro.

- ¿Karma?

La melodía que Koro-sensei cantaba hace unos instantes comenzó a reverberar en sus oídos, la voz de Okuda era suave y agradable, delicada como el cristal se asemejaba a una pequeña brisa.

- Nagisa, deja de bromear – reprendió enfadado ante la posibilidad de que su clase se estuviera haciendo a los locos ¿escuchas?

Lo arrastró al pasadizo en donde había comenzado a escuchar a Okuda, pero contrario a las veces anteriores no se escuchó nada.

- No sé a qué te refieres.

El peliceleste tomó distancia yendo a buscar a Takebayashi, a por ayuda. Sin antes advertir al pelirrojo que se quedara en ese lugar y no se moviera.

Lástima que Karma simplemente no le escuchara. A ciegas, se internó en aquel lugar siendo guiado por esa voz, después de todo esas gotas de agua que bajaban cada cierto tiempo le fastidiaban.

- Ayúdanos. Nakamura está llorando, Justice tiembla. Ayúdanos Karma.

Las trenzas moradas, aquellos anteojos característicos de su persona.

Su imagen coincidía. Esa… ella era Okuda, se encontraba a solo unos pasos de él.

- Isogai murmura sin tregua, Terasaka intenta huir y no puede. Nos estamos dando por vencidos.

En su blanca tez poco a poco comenzó a distinguir rasguños, y tenía la tela del brazo izquierdo desgarrada. En ella podía notar una herida.

- Sumire no despierta. Itona no deja de temblar.

Terror en la cuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora