𝕊 𝔼 𝕀 𝕊

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JUNGKOOK

En este momento tenía justo dos problemas sobre mi. El primero era la mentira de la rubia hacia mi mamá, eso me estaba cobrando factura porque cada vez que mamá llamaba no evitaba preguntar si mi supuesta novia y yo estábamos bien. Cuando creí que esta mañana por fin iba a restaurar el viejo Mustang que tenia años de estar en el garaje, me equivoqué.

No había pieza que pudiese caber a la perfección en su lugar y a pesar de que todos me decían que debía rendirme, no quería y no podía.

— Eh... Jefe — Yeonjun, el ayudante que trabajaba conmigo en el taller, me habló.

— ¿Qué pasó? — Sin querer mi tono de voz se elevó producto del malestar que tenía por no hacer que el viejo auto arrancara.

— Su novia está afuera — dijo muy tímido. Si este joven hablaba cinco palabras en el día era mucho. En un cuaderno tenía escritas todas las palabras que alguna vez había dicho y solo variaban entre sí, no, jefe y adiós, aun así me agradaba.

— Yo no tengo una jodida novia — solté la llave que tenia en mi mano y tomé una toalla para quitarme la grasa de las manos e ir a ver quien osaba en molestarme.

— Es una rubia... — la única rubia que mi mente podía ubicar era a una que justo ahora no quería ver. Chanel estaba afuera — ¿Le hago pasar?

— Tss. Pues ya que — me desprendi de la parte superior del overol de trabajo y me quedé solo en una camisa blanca.

Yeonjun se fue hasta la parte delantera del taller y a los pocos segundos se escucharon los irritantes taconazos de la rubia. Me adentré a mi oficina esperando a que ella dijera lo que sea que tenía que decir.

Estaba a unos metros de mi, separados por el cristal de la puerta y aún así podía oler su fragancia a chocolate y vainilla que me estaba volviendo loco, pero no en el buen sentido.

Los pequeños toques en la puerta evitaron que me levantara a buscar un cigarro.

— Adelante — la rubia entró sonriendo y tras de ella pude ver la cara de Yeonjun dándome una señal bastante sugestiva — Ve a tomarte una soda, Yeonjun.

El asintió complacido.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunté con brusquedad tratando de que las cosas se hicieran de manera rápida.

— Hola para ti también — respondió ufana y con tono burlesco — ¿No me vas a decir que me siente?

— Oh, su queridisima alteza, disculpe usted — me levanté de mi silla y busqué una toalla de papel para limpiar la silla que estaba del otro lado — ¿Me hace el honor de poner su trasero sobre la silla? — le pregunté con burla, ella rodó los ojos y me hizo a un lado para tomar lugar. Regresé a mi silla y suspiré.

— Para empezar, quiero decir que este lugar es horrendo — suspiré aún más profundo.

— No recuerdo haber pedido tu opinión — con sus delicadas manos empezó a tocar la figura de un auto que tenia sobre mi escritorio — Deja eso.

— Estamos de mal humor, amorcito.

— Pregunto de nuevo, ¿qué quieres?

𝕀 𝔹𝕌ℝℕ 𝔽𝕆ℝ 𝕐𝕆𝕌 | 𝕁𝕁𝕂©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora