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JUNGKOOK

;Boda 1: la que casi no sucede

Si alguien me hubiera dicho que vivir con Arumi iba a ser así de complicado, probablemente me habría replanteado muchas cosas, por ejemplo, el hecho de haberle propuesto lo de las bodas pequeñas anuales.

Llevábamos viviendo juntos casi nueve meses, he visto su barriga crecer cada día y puedo decir que estoy más enamorado que nunca, de eso no hay duda. El problema está en que ella hace cosas que normalmente me sacan de mi zona de confort y me llevan a líneas inimaginables de desespero.

Le pedí, por activa y por pasiva que necesitábamos hacer la boda, nuestra primer boda, antes de que el bebé se notará más, para que no fuera incómodo para ella y para que pudiera entrar en un vestido normal de novia. Le supliqué, casi me pongo de rodillas para accediera a hacerlo pronto, pero cada vez que le preguntaba su respuesta era la misma. 'Aún no quiero'. ¿Qué diablos?

Producto de su terquedad estábamos en el hospital, ella a pocas horas de labor de parto, vestida con una bata de hospital horrible y sufriendo las contracciones de parto, y aún no eranos marido y mujer. Le advertí que cada día que ella me rechazaba era un día más en el que nos acercábamos a la venida del bebé, pero ella simplemente hacía oídos sordos y se negaba.

Solo cuando sintió los primeros dolores de parto aceptó casarse y definitivamente eso hizo que mi sangre se calentara por muchas razones, la primera porque ella estaba sufriendo y no podía ayudarla y la segunda porque ahora tendríamos que celebrar la boda en el hospital. Una vez más, producto de sus decisiones.

Me pidió hacer la boda solo unos minutos antes de que las cosas se pusieran más dolorosas. Por suerte, mi familia que tenían como lema de vida 'familia precavida vale por docena' tenían preparado todo para la boda, agradeciendo el hecho de que era muy pequeña.

— Arumi, cariño, vas a destrozar mi mano — mi idea de nuestra primera boda no tenía nada que ver con un hospital, pero aquí estábamos.

Yo vestida un traje negro de tres piezas del cual ya quería desprenderme, mi familia vestía de gala por nuestra boda y la llegada del bebé, la amiga de Arumi tomaba fotos por doquier y su hermano, él solo me miraba con expresión relajada y seguramente riéndose de mi en el interior.

— Sí fueras tu quien siente como su columna se va abriendo, de verdad me amarias más y soportarías que apriete tu mano — me dijo en medio de jadeos de dolor y cansancio.

— Sabes que te amo y que desearía poder ayudarte — le dije sincero. No mentía, deseaba ser yo quien llevara los dolores puesto que ella había hecho ya la mayor parte.

— ¿Donde está el pastor, Jungkook? — preguntó casi alterada.

Todos estaban alrededor, dentro de la sala esperando a que el pastor viniera para que pronunciaramos nuestros votos y firmaramos el papel. Sin olvidar los anillos.

Mandé a hacer dos anillos especiales para nosotros. De oro blanco y con pequeños diamantes que representaban los días que habíamos hecho el amor, los días antes de que nos arreglaramos como pareja. Tenían veinticinco piedras cada uno. De verdad no recordaba que lo hubiéramos hecho tantas veces. En la parte interior de nuestros anillos estaban nuestros nombres grabados.

Tenía pensado mandarlos a renovar cada aniversario y colocar una marca que dirija cuántas bodas hemos tenido, pero aún eso estaba en discusión.

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