El costo de la traición.
Atlanta.
Mi corazón y respiración están agitados, estoy temblando y con la sensación de que corro en un maldito laberinto mientras trato de encontrar a mi hija.
—Ataliah —la llamo, pero no hay respuesta— ¡Ataliah!
Corro con desespero mirando hacia los lados, me paso las manos por el cabello a punto de entrar en un colapso hasta que la veo dando vueltas como una muñeca bailarina.
Me pongo una mano en el pecho tratando de aliviar la angustia que me carcomía…
—En la calle Westminster —susurran.
Frunzo el ceño y reparo toda la desolada y gigante habitación, no hay nada.
—Academia Ballerinas —vuelven a susurrar.
Doy un respingo cuando siento una punzada en el brazo.
Sigo mirando bailar a Ataliah que ahora da saltos y cosas que a mí me reventarían la espalda acompasados con una melodía que no logro distinguir.
—En la calle Westminster.
Los susurros vuelven a tal punto de ser irritantes, vuelvo a sentir la punzada en el brazo y giro mi cuerpo hastiada.
La ira sube a niveles exorbitantes cuando miro al que era abogado de mi padre susurrándole al oído a nada más y nada menos que a Joshua Sullivan.
—Academia Ballerinas.
Mis pies se mueven por si solos hacia donde están ellos mientras siento que sujeto con fuerza una daga que saqué de no sé dónde hasta que los golpea una ráfaga de arena llevándose a Joshua y al traidor del abogado.
—¡Mamá! —volteo cuando escucho el grito de mi hija.
El corazón se me detiene cuando la veo amarrada por cadenas a punto de ser aplastada por dos paneles metálicos.
—¡Ataliah!
Una risa macabra surge de la nada erizándome la piel. Trato de correr hacia ella pero el choque de mi cuerpo contra algo invisible me lanza contra el suelo mirando la silueta de un hombre que se cierne sobre mi hija hasta que la luz le alumbra la cara dejándome ver a… ¿Edmundo?
Abro los ojos de golpe cuando siento que me zarandean con fuerza tratando de despertarme. Tengo el corazón desbocado igual que la respiración, reparo todo el lugar hasta que me encuentro con la mirada preocupada de Ataliah.
—¿Estás bien?
No respondo, solo hago a un lado las sábanas y abro los brazos dejando que recueste su cabeza en mi pecho sintiendo el bombeo desbocado de mi corazón. Le acaricio el cabello y aprieto los ojos con fuerza tratando de contener el llanto que se forma con el simple hecho de pensar que algo malo pueda pasarle a mi hija.
Se duerme y la recuesto con cuidado en el espacio vacío que hay a mi lado, me levanto de la cama buscando mi móvil en la mesilla de noche. Son las 2 de la mañana y me apena un poco marcarle a esta hora pero al final marco el número de Julius, el vidente que ha sabido interpretar mis sueños desde hace mucho tiempo.
Descuelga al segundo repique.
—Atlanta Diosa Hamilton —habla de una manera poco masculina— ¿A qué debo el honor?
—Tuve un sueño —digo.
—Llego en media hora.
Cuelga y dejo en móvil en la mesilla. Le echo un vistazo a Ataliah y bajo a la cocina buscando un paquete de galletas que abro y vierto sobre un envase de vidrio que termina cayendo al piso debido a mis manos temblorosas.
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EFÍMEROS (EN PAUSA)
General FictionTras la muerte de su padre, Atlanta debe tomar el liderazgo del clan Hamilton y mantenerlo en la cima demostrándole a su hija que no solo los hombres pueden obtener un máximo poder. Sin embargo, Joshua Sullivan no se quedará de brazos cruzados y tra...