Oficialmente ya era novia de Aaron. Después de la guerra de nieve, decidimos ir a otro lugar, ya que la nieve caía sin parar y se nos hacía imposible hacer una fogata, así que corrimos hacia una pérgola que quedaba cerca del centro del pueblo. No había casi nadie, solo una que otra persona solitaria que observaba lo que hacíamos con curiosidad, y pudimos comer tranquilamente allí.
Estuvimos hasta las tres de la mañana, y camino a casa Aaron me lo propuso, dijo que lo había pensado mucho, pero que se arrepentiría toda la vida si me dejaba ir, así como así.
Fue bastante sincero con sus sentimientos y sus ganas de estar conmigo eran las mismas que yo tenía de estar con él, así que acepté.
Solo llevábamos unos pocos días, pero hasta ese momento todo era perfecto.
No esperé a que la alarma del celular sonara. Me levanté y me duché para un nuevo día en la escuela, como siempre, quería llegar temprano y ese día Aaron no podría pasar a recogerme, así que era mi obligación llegar antes.
Cuando me estaba vistiendo, noté por el rabillo del ojo una pequeña sombra arrastrándose por el suelo, me volteé y casi se me cae el corazón al ver a Ludovico encima de mi cama. Me acerqué a él con cuidado, ¿y si me picoteaba o se hacía en la cama? No quería porquería de gallo en mis sábanas. Traté de tomarlo, pero se escapaba. No tenía idea de cómo había entrado a mi cuarto, así que después de darme cuenta que no podría hacer nada, decidí dejarlo y terminar de vestirme y arreglarme.
Una vez lista, tomé la oportunidad de agarrar a Ludovico, no pesaba nada y no hizo escándalo cuando lo acurruqué en mis brazos. Tenía los ojos desorbitados, era un gallo muy feo. Sonreí, porque por una extraña razón sus ojitos me parecieron hermosos, a pesar de su fealdad.
Tomé mi mochila y bajé con cuidado por las escaleras, pero me detuve al escuchar voces que no reconocía, de una mujer y la abuela. Fruncí el ceño, ¿teníamos invitados tan temprano? Me acerqué un poco más, para escuchar y no entrar en mal momento a saludar.
Se encontraban en la sala de estar, solo pude divisar la silueta del abuelo y la abuela en un sillón, y dos sombras más, tal vez de la mujer de la voz desconocida y su acompañante.
—Es todo lo que sabemos. —dijo la abuela con dureza.
—Entiendo, agradezco mucho su colaboración. Si recuerda algo más que se le haya olvidado, puede contactarme—hizo una pausa—. Este es el número de la oficina donde estamos, pregunten por la detective Brown.
—Bien... pero ¿por qué después de tanto tiempo preguntan por lo que pasó? —preguntó la abuela más calmada, pero noté un tono de preocupación.
—Investigamos nuevas pruebas, se reabrió el caso. —explicó la mujer.
—¿Cómo? ¿Nuevas pruebas? ¿Cuáles? —interrogó la abuela sorprendida.
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Todo sucede en Nome
Mystery / ThrillerEmily, después de la muerte de su padre, decide ir a vivir con sus abuelos a Nome, Alaska. Deja a su madre, a sus amigos y a su escuela atrás con el pensamiento de que algo bueno le espera en esa fría ciudad. Lo que ella no sabe, es que Nome, la rec...