Capítulo 24: "Sucesos desafortunados"

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Pensé que todo volvería a la normalidad con Aaron, pero resultó ser lo contrario, a pesar de haberle prometido que evitaría a Keegan, se me hizo difícil

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Pensé que todo volvería a la normalidad con Aaron, pero resultó ser lo contrario, a pesar de haberle prometido que evitaría a Keegan, se me hizo difícil. No porque no quisiese hacerlo o no tuviera las ganas, pero Keegan era nuestro profesor a final de cuentas.

Quería preguntarle por el papel que habíamos encontrado esa noche, pero no sabía cómo abordarlo. La idea de Verónica en acompañarme ya no se me hacía ridícula.

Al otro día, después de nuestra conversación, Aaron pasó a buscarme, parecía ir todo bien, pero cuando llegamos a la escuela y vimos a nuestro profesor en el pasillo, su ánimo cambió abruptamente. Se nos acercó y saludó como siempre.

—Se ven bien, chicos. Aaron, ¿ya estás más calmado? —preguntó dirigiéndose a mi novio, él lo fulminó con la mirada.

—Si no estuviéramos en la escuela, te golpearía la cara. —respondió enojado.

—¡Aaron! —advertí sorprendida.

—Me parece, aunque lamento informarles que no me queda mucho tiempo aquí, pronto volverá su antigua maestra, supongo que eso te calma un poco. —informó.

Había olvidado que él solo era un profesor sustituto.

—Hasta que desaparezcas de Nome, no estaré tranquilo. —advirtió Aaron.

—Aaron, ya basta—lo regañé y lo tomé de la mano para volver al salón—. En verdad, lo siento. —le dije a Keegan. Él asintió, pero mis palabras no gustaron a mi novio.

—¿Por qué te disculpaste? —me preguntó cuando llegamos al salón.

—Porque fuiste grosero con él.

—Aun así, no debiste hacerlo, es un problema entré él y yo, no deberías involucrarte. —me respondió, convencido que era lo correcto.

Sentí algo extraño en el pecho, quería contestarle, pero no se me ocurría que. Sus emociones se estaban desbordando y sentí miedo de perderlo, ese no era el Aaron que conocía.

—Aaron, ¿podemos dejar el tema hasta aquí? No me involucraré, si eso te deja tranquilo. Hace días que he querido hablarte de un tema serio, y con todo esto, no me has dado tiempo de poder hablarlo contigo. —dije cansada.

Mi novio se quedó en silencio.

—Bien, ¿qué sucede?

—Es sobre lo que pasó la noche de mi cumpleaños...

—No me hagas recordar lo que pasó esa noche—me interrumpió—. No fue muy buena para mí.

Me dejó callada, ¿qué le estaba pasando?

—Debo ir al baño. —dije antes de que le golpeara la cara.

Salí del salón y caminé al baño, estaba enojada. Cuando entré y me miré frente al espejo me di cuenta que algo mal había en mí, no me reconocía, ¿desde cuándo era tan débil?

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