You can't hate me [Montgomery Gator]

Prólogo

Estoy a nada de graduarme de la escuela, estoy muy feliz por ello aunque claro, los exámenes me tienen algo preocupada ya que de ellos dependerá si me gradúo o no pero daré todo de mí para hacer que mis padres se sientan orgullosos.

Cuando iba de camino a mi casa mi celular comenzó a sonar, indicando que estaba recibiendo una llamada, la cual contesté ya que era de papá.

-¿Hola?- sonrío esperando escuchar su voz pero mi ceño se frunce en confusión al solo escuchar ruido blanco -¿Papá?

-¿Hola?- responden al fin -Disculpe, ¿Es la hija de Carlos?

-Sí, ¿Pasó algo?- trago saliva deteniendo mi paso para prestar atención.

-Mire señorita, habla un amigo de su padre, ocurrió un accidente y ahora mismo lo estamos llevando al hospital.

-Si me da el nombre, iré para allá de inmediato- levanté la mano llamando a un taxi que se estacionó justo frente a mí.

Le indiqué al conductor el nombre del hospital y esperé a que el trayecto no fuera tan largo. Por el apuro no pude preguntarle al hombre que tan grave había sido el accidente pero espero que se encuentre bien.

Tiene que estar bien.

Bajé del auto casi corriendo en cuanto se estacionó, pagué a las prisas y prácticamente le arrojé el dinero al pobre hombre.

-¡Lo siento, quédese con el cambio!- grito corriendo al interior del hospital, donde una enfermera se detiene al verme.

-Buen día, ¿En qué puedo ayudarle?

-Necesito encontrar a mi padre- explico con calma.

Luego de darle algunos datos pregunta.

-¿Carlos Rivera Cruz?

-Sí- asiento con la cabeza.

-Al parecer tuvo un accidente con maquinaria, tengo entendido que está en la habitación 223.

-Gracias- tomo el ascensor y camino por los pasillos hasta que doy con el número de habitación.

-Muy bien, Sahara- tomo la perilla de la puerta -Tu puedes- me animo a abrir y me encuentro con el doctor junto a mi padre en una camilla.

-¿Buen día?- pregunta algo confundido.

-Hola, soy la hija de Carlos y me dijeron que esta era su habitación así que...

-Viniste a verlo- interrumpe sonriendo -Su padre ya está mejor, señorita Rivera- me acerco a la camilla de papá -Tuvo un accidente grave, lo bueno es que lo trajeron a tiempo pero la mala noticia es que no podrá caminar en al menos tres meses, de ahí habrá que estarlo llevando a terapias para que recupere la total movilidad de las extremidades.

-¿No sabe que sucedió?

-Las personas que lo trajeron me explicaron que su parte inferior se quedó atrapa entre un derrumbe de vigas y más objetos de metal, destruyeron varios nervios de sus piernas y lastimaron de gravedad sus rodillas y ligamentos. Tuvo mucha suerte.

-Suerte... suerte sería que no se hubiera lastimado- miro al hombre que me dio la vida postrado en la cama, conectado a las máquinas que le ayudan con el oxígeno y la sangre.

-Lamento mucho lo que sucedió pero es un milagro que esté aquí y no...- deja la frase al aire tomando con suavidad mi hombro para reconfortarme -Necesita que usted sea fuerte.

-Gracias- asiento -¿Cuando podré llevarlo a casa?

-Aún no está claro pero se verá con los chequeos, lo iremos monitoreando y en base a eso decidiré si ya está listo para irse, por el momento está fuera de peligro.