Bonnie

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¡Hey! Hola de nuevo mis pequeños animatrónicos, quería decirles muy rápido que lean la nota que les dejaré al final del capítulo, es muy importante que me den su opinión, ¿Vale?

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El ambiente se había vuelto tenso de repente, Monty no apartaba la vista de la mesa, parecía perdido en sus pensamientos haciendo que la castaña se sintiera culpable por ese cambio tan repentino.

-Lo siento- llamó la atención del reptil -Si no quieres no lo digas.

Suspiró luego de un rato, la verdad es que se sentía acorralado por esa pregunta.

¿Cómo podía explicarle de manera simple sin que se asustara?

-Es... una larga historia.

-Tengo tiempo- con esas palabras no pudo evitar frotarse la cara.

-Bien... te contaré todo...

Soltó una pequeña risa al ver como la castaña se acomodaba en su lugar.

-Ya has pasado por aquí, me imagino que te has topado con la bolera de Bonnie...

Asintió con la cabeza mientras recordaba la estructura con la imagen del conejo en la entrada.

-Es verdad, ¿Por qué no hay un Bonnie aquí?

-Porque fue destruído- los ojos marrones de la chica se abrieron de par en par -Mis sistemas fueron alterados la noche que sucedió.

-Monty...

-No me malentiendas- explicó -En mi programación no puedo lastimar a los otros animatrónicos ni ellos a mí, es parte de nosotros- suspiró -Alguien reprogramó mis sistemas y los de Bonnie para encontrarnos en las noches pero supongo que no cumplíamos con lo que esa persona quería...

Las escenas volvían a su mente una y otra vez, repitiendo aquel horrible momento

-Los staffbots hicieron el trabajo de desmantelarlo- se miró las garras -Y todo frente a mí.

El metal siendo desprendido, las extremidades cayendo lejos de lo que una vez fue un hermoso animatrónico con forma de conejo.

La mirada de la castaña se mantuvo en la mesa, parecía distraída.

-¿Quién lo hizo?- aquellos ojos cafés miraron con duda los rubíes del lagarto metálico.

-No tengo idea- suspiró quitándose las gafas -Alteraron mi vista la noche que pasó.

-Debió ser duro...

-Sí, aunque con el tiempo me acostumbré a ser temido- se apartó el cabello del rostro y dejó los lentes sobre la mesa -Es decir, los niños me aman pero en cuanto a los animatrónicos... no lo sé, no somos tan unidos.

-Ni me lo digas- negó con la cabeza -A leguas se ve que odias al pobre osito.

-No tiene nada de pobre- palmeó la mesa pero se sorprendió al sentir el dedo índice de la chica sobre su nariz.

-¡Ajá!- celebró levantándose para acorralarlo en su silla -Toqué un punto débil, ¿Qué pasa con él?

-Maldición, que molesta eres- se quejó intentando levantarse pero las rápidas manos de Sahara le impidieron moverse -¡Oye!

-No nos iremos de aquí hasta que me digas la verdad- sentenció.

-Te la diré después, ¿Contenta?

-La quiero ya, iguana sorda- le retó.

-Vuelve a llamarme iguana y...- fue interrumpido por la chica.

-¿Qué harás?- lo miró desafiante.

Esa parte de ella le gustaba bastante a Monty, de cierta manera le incitaba a molestarla más de lo que debería.

You can't hate me [Montgomery Gator]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora