No eres él

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Los días han transcurrido normales. Nunca pensé odiar la tranquilidad.

He evitado a toda costa encontrarme con Freddy o Monty, aún no puedo verlos.

-¡Girasol!- ni bien alcanzo a voltear para cuando Sunny me levanta en el aire -¡Te extrañé mucho!- ríe.

-¡Sunny!- me aferro a su cuello -¡Joder no me asustes así!- me quejo.

-Lenguaje- ríe tierno bajándome con cuidado.

-Lo siento- me rasco la mejilla -Estoy en mi descanso así que... ¿Quieres caminar?- asiente a lo que salimos del daycare.

-¿Qué hiciste hoy?

-Puff ir a la escuela, ayudar en la casa y venir aquí.

-Haces que la escuela suene como algo malo.

-No tienes idea...- niego riendo hasta que unos pasos pesados nos sacan de nuestra burbuja.

-¿Y eso?

Al voltear nos encontramos con el caimán, se le ve furioso y camina hacia nosotros a pasos rápidos y un aura amenazante.

-¡Oye!

Mierda...

Sunny se posa frente a mí, parando de golpe a Monty.

-¿Sucede algo?- el reptil lo mira con las pupilas contraídas, mostrando los colmillos como si de un animal rabioso se tratara.

-Sí, quiero hablar con ella.

-Primero te pediré que te tranquilices- ríe bajo -A Sahara le estresan los gritos.

Sus palabras enfurecen más al reptil, quien levanta la mano con las garras encorvadas.

-Está bien, Sunny- doy un paso hacia él -Voy a hablar con él- Monty me mira sorprendido, bajando la mano.

-Pero...

-Estaré bien- le sonrío -Te lo compensaré- suspira rendido.

-Bien pero si necesitas ayuda solo ve al daycare.

-Claro- él se va y miro al caimán con fingida tranquilidad -¿Pasa algo Monty?

-Sí, ¿Qué rayos haces hablando con él?

-Es mi amigo, no tiene nada de malo.

Aprieta los colmillos en un gesto de desagrado.

-No me agrada.

-¿Necesitabas algo?- desvío el tema, mientras menos tiempo pase con él, mejor.

Sé que Sunny dijo que era mejor hacer nuevos recuerdos pero el intentarlo duele, el que diga mi nombre en vez de "ratón inculto" duele aún más porque me dice que los lazos que habíamos formado se rompieron.

-¡¿Me estás escuchando?!- me toma por los hombros, sacudiéndome para sacarme del pequeño trance en el que estaba -¡Oye!

-¡Ah! ¡Oye no seas bestia!- me suelta soltando un gruñido bajo.

-¿Escuchaste algo de lo que te dije?

-Eh...- bufa tomándose el puente de la nariz.

-Necesito que vayas a reparar mi habitación. Ahora- ordena chasqueando los dedos.

¿Y este tarado petulante qué se cree?

Frunzo el ceño caminando hacia su habitación.

-No recuerdo que se portara tan idiota...

-Te estoy escuchando.

Creo que pensé en voz alta.

-Que bueno- no me molesto en mirarlo, tan solo acelero el paso.

You can't hate me [Montgomery Gator]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora