03

134 24 0
                                    

Sus ojitos están atentos a los míos, está muy serio, pero es así su rostro normalmente.

Se sienta en el suelo al lado de mí y cuando menos lo espero se recuesta, lo imito y miramos el cielo azul.

Las nubes son lindas, siempre jugábamos a encontrarles formas y era nuestra forma de pasar la tarde cuando no había nada más que hacer.

─Esa parece un perrito ─avisa señalando sobre él.

─Supongo, pero creo parece más un lobo ─aseguro entrecerrando los ojos.

─Me gustan más los perros.

─Bueno, un perro será.

Veo de perfil como asiente orgulloso y continúa con su juego, pese a su seriedad facial nunca ha sido bueno asimilando los momentos difíciles, intenta darle todas las vueltas posibles antes de hablar de ello.

─Esa es como una flor ─opino señalando─ ¿No crees?

─Sí, eso iba a decir. ─Asegura suspirando─ es bueno verte.

─ ¿Seguro? Estabas tan bien oculto que no sé si sea verdad.

─Solo no quería ver a nadie y menos ahora, no me gusta que me vean llorar.

─Lo sé ─afirmo girando para verlo─ ¿Cómo estás?

─Destrozado, triste y completamente hecho trizas ─afirma asintiendo─ pero estaré bien, siempre estoy bien.

─Tengo la impresión de que quieres reclamar algo.

─¿Qué podría ser? ─pregunta sarcásticamente─ solo que mi primo y mejor amigo haya decidido irse de un día para otro sin avisarme o despedirse, dejándome como un imbécil ante todos porque aseguré más de una vez que volverías para jugar conmigo.

Sabía que no sería fácil.

─Lo siento.

─Yo lo hice más ─asegura mirando a otro lado, no permite que lo vea llorar.

Por lo general a mí me dejaría, pero quiere que me quede claro que no confía en mí.

─Estás aquí por mi mamá, ¿Verdad?

─Estoy aquí por ti, lamento lo de mi tía y me duele mucho que ya no esté con nosotros, pero tú sí, y es por ti por quien debo preocuparme.

─Si te digo que estoy bien ahora, ¿Me creerías y volverías a irte?

Sus palabras son como balas a mí ser, odio sentirme así, pero la persona que amo tiene razón.

Nunca ha sido un omega "normal", no es sumiso o servicial y no teme hacerle saber a alguien sus errores así sea un alfa que se supone es su superior.

─Sí te digo que no te dejare de nuevo, ¿Me perdonarías? ─pregunto esperanzado girando para quedar sobre él y se obligue a mirarme.

Oculta sus ojos con ambas manos para que no vea que ha llorado, no hay que ser un genio para saberlo.

Si supiera que lo hice por él tal vez no me odiara tanto.

─Lo lamento, estoy siendo honesto, lamento no haber estado contigo cuando más lo necesitaste, perdón por irme sin avisar, aunque no lo creas dejé un pedazo de mí contigo, eres muy especial.

─Si fuera tan especial no te hubieras ido.

─Créeme, lo eres, te extrañé tanto que lloré más de una vez por no poder verte.

Quita sus manos lentamente de sus ojos dejándome ver lo rojos e irritados que están, llevo una mano a su mejilla y lo acaricio lentamente, haciendo círculos en su piel con mi pulgar.

Este tacto siempre fue normal para él porque yo lo acostumbré a ello, pero si cualquier otra persona nos viera pensaría de más.

Y de hecho tendrían razón.

Me di cuenta que él era el indicado para mí desde que jugamos por primera vez, el calor que sentía al verlo y la tristeza al alejarnos no era normal.

Desde niño había oído la historia de los destinados así que hacerme a la idea no fue difícil.

Sabía que este chico.

Que Dongju.

Que mi primo.

Era para mí.

Pero no pude arriesgarlo, por mí no había mayor problema con marcarlo y tenerlo para mí en todas las maneras posibles. Pero él.

Es tan inocente.

Tan puro.

Simplemente no pude, era demasiado para él y nuestra familia lo tomaría como una aberración.

─¿De verdad me extrañaste, Geonhak? ─pregunta en un susurro.

─Creí que en cualquier momento moriría de tristeza ─admito sonriendo débilmente.

Gira tumbándome en el trayecto y queda sobre mí, se aferra a mi cuerpo mientras su rostro hace presión contra mi pecho.

El líquido de su tristeza comienza a humedecer la tela de mi camisa y no puedo hacer nada más que abrazarlo y dejar que se desahogue.

De poder quitarle todo sufrimiento lo haría sin importar el precio, de poder hacer que solo tenga dulces momentos se los regalaría sin pensar.

─La extraño tanto ─admite con hipidos por su llanto─ la, la extraño Geonhak.

─Lo sé Dong, lo sé.

Llorar es lo mejor que puede hacer ahora y no puedo ayudarlo a evitar el llanto, pero si puedo hacerle compañía hasta que sus lágrimas sequen. 

Passion [leeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora