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Debe salir en algún momento, tenemos que hablar acerca de lo sucedido, aunque no le guste.

Tiene que saberlo, pero no se presta a la conversación.

Ruedo sobre la cama intentando dormir, mañana seguramente saldrá de su habitación y ahora si hablaremos, no importa cuando huya solo lo empeora mientras pasan las horas.

Está bien, admito que fui descuidado y no debí actuar de ese modo, pero cuando esas cosas pasan soy puro instinto, y mi instinto me orilló a follarlo y aunque pude luchar contra las ganas de morderlo no pude evitar todo.

Le diré lo que sucede y será su decisión, si quiere que me vaya lo haré, pero solo hasta saber que alguien cuidará de él.

La vida para los omegas no es fácil sin un alfa que los cuide así tenga una posición tan elevada como la tiene él gracias a sus padres, pero si alguien más lo cuida y ayuda podré estar tranquilo.

A fin de cuentas, los mareos que sufre cuando no estoy deberán ser solo eso y nada más grave, no he notado que le pase nada.

Cierro los ojos y el sueño va invadiéndome luego de horas de intentarlo, al menos podré descansar.

(...)

─Mierda ─alcanzo a oír en la planta baja.

Dongju.

El ruido de algo rompiéndose me despertó en medio de la noche, me levanto de la cama y me acerco sigilosamente a la puerta, pego mi oído y espero escuchar algo.

Creo que está limpiando su desastre, abro la puerta siendo lo más cuidadoso que me es posible, salgo de la habitación y bajo las escaleras.

La luz de la cocina está encendida y veo su sombra, definitivamente limpia lo que sea que haya roto.

Entro y para sus movimientos, un frasco de mayonesa estrellado está sobre el suelo, los pedazos del cristal, así como gotas del aderezo cubren mucho espacio.

No dejo que diga nada y me acerco a donde estás las servilletas, arranco un par y me agacho para ayudar a limpiar y hace lo mismo con una escoba recogiendo los pedazos afilados del cristal.

En cuanto termino me levanto y tiro las servilletas, él hace lo mismo con el vidrio dejándolo en una caja de cartón.

─ ¿No te lastimaste? ─pregunto enjuagándome las manos.

─No, ¿Y tú?

─No.

El silencio que envuelve el cuarto parece imperturbable, nadie sabe que mencionar ni cómo actuar, creo que intenta decir algo, pero no tiene idea de cómo comenzar.

─Lo siento ─suelta mirando el piso.

¿Qué?

─Oye, ¿Por qué te disculpas? ─cuestiono acercándome─ no hiciste nada malo.

─Te grité.

─Estabas molesto, quien debería disculparse soy yo porque no tenía ningún derecho de confundirte, debí correr a conseguir supresores en lugar de, bueno, hacerte eso.

─No me obligaste a nada, yo también quería y ese es el problema.

─ ¿Qué es un problema?

─El no poder controlarme, cuando se trata de ti nunca he podido hacerlo, es extraño porque si algo sé hacer bien es mantener a mi omega calmado, pero contigo nunca lo he logrado del todo.

Sé lo que pasa, entiendo cada cosa que menciona porque es justo lo que me sucede.

─ ¿Por ejemplo? ─insisto acercándome más.

─Pues en el bosque, la primera vez que te vi desde tu llegada quería esconderme, aún estaba herido por qué me abandonaste, pero una parte de mí moría por salir y abrazarte, luego en el hotel cuando me enviaste a revisar la recamara noté que solo había una cama y sería incomodo, pero no me importó porque estaría cerca de ti y luego, al volver al bosque, continué un beso que de hecho yo quise iniciar, ¿Ahora comprendes?

Cada palabra que sale de su boca en acompañada con un rastro de dolor que me resulta muy familiar porque es justo lo que me sucede.

Entiendo todo lo que dice y sus acciones coinciden con las mías, es por eso que estamos destinados a estar juntos, aunque los demás no puedan aceptarlo.

─Comprendo, quieres besarme, y estar cerca, abrazarme y dormir acurrucados.

─Sí, es justo eso.

─Te gustó que te follara.

─Bueno... Sí.

─Pero estás confundido porque...

─Somos primos ─completa la frase mirándome curiosamente─ ¿Sabes lo que me pasa?

─Sí, porque es lo que me pasa a mí.

Se queda callado nuevamente y sus ojos se abren más, estamos tan cerca pero no tengo intención de incomodarlo, solo quiero evitar que escape porque es algo que tenemos que afrontar.

Escapar no sirve de nada, solo es prolongar el sufrimiento y no voy a hacer eso.

─ ¿En serio? ¿También te pasa?

─Sí, Dong, igual me pasa y no se puede luchar contra esto, quiero tomarte y aparearme contigo, morderte y dejarle claro a quien haga falta que eres mío.

─ ¿Te das cuenta de cómo suena eso? Somos familia.

─Y destinados.

─ ¿Qué? ¿Qué es eso?

Suspiro hondo e intento calmarme, esto llevará tiempo y más con los años que estuve ausente.

─Los destinados son seres que nacen uno para el otro, no creía tanto en ellos, pero al conocerte de niños siempre sentí algo, algo que entre nosotros era distinto así que entre mis preguntas y los cuentos de mamá averigüé la respuesta... tú estás destinado a ser mi omega, Dongju, y yo a ser tu alfa. 

Passion [leeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora