Jungkook sale de vacaciones familiares por África, desanimado por no pasar las vacaciones de verano con sus amigos, en el resort elegido conoce a Trisha. Juntos se internaran en una amistad o algo más allá.
- Historia de mi autoría.
- Contenido eró...
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Si alguien me hubiera dicho que en este viaje, conocería a una chica bellisima, y después ella me besaría... pues, créanme, que no hubiera opuesto resistencia en venir.
Me encontraba en el mismo lugar, cerca a la piscina, donde Trisha me besó. Era hora de la cena y debía estar ya, sentado en esa mesa, pero mis músculos no respondían, seguía impactado, más aún porque no pude corresponder el beso.
Pasé mis manos por mi cabello, ¿Qué pensara Trisha de mi?, que soy un niñato, de seguro piensa que fue mi primer beso y por eso me quedé paralizado.
- ¡Ay Jeon Jungkook!... Eres un idiota.
Aunque si analizó la cosas, ella salió corriendo... como no salir, si fue el peor beso que alguien le dio... no, no, no, no fue por eso. Creo que se siente mal, si, por eso me dio esa advertencia, ella quería hacerlo, pero no se animaba, se animó y yo... yo fui un idiota.
Ok, ok, vamos, lo puedo arreglar.
Me levanté, caminé rumbo al salón y encontré la mesa al instante, ya todos estaban disfrutando de la cena.
- ¿Dónde estuviste? - preguntó mi madre.
- Perdón, me quedé en el lobby, hablando con los chicos. - mentí y di una sutil mirada al lado de Trisha.
Tenía la mirada baja, atenta a su plato.
- Ve, sírvete, debes estar agotado. Hoy fue un día maravilloso - comentó mi mamá hacia los papás de Trisha.
Los dejé conversar, contar de sus historias, mientras me servía algo. Llegué a la mesa, vi casi tragar a Trisha, cuando se dispuso a levantarse, para salir huyendo, porque eso intenta hacer. Sus papás la detuvieron y le dijeron que se quedará un poco más, para escuchar las anecdotas del safari.
No podía verla más incomoda, terminé mi plato, contemplandola de rato, en rato, para evitar que sus padres se dieran cuenta y no piensen que acoso a su hija. Me ganaría una super paliza, sobretodo porque Charly, el pa de Trisha, mide 30 centímetros más que yo, pesa mas que yo y de seguro golpea mucho, mucho más fuerte que yo.
Me levanté, me despedí y salí del salón, para darle tiempo. Como lo pensé, Trisha salió del salón, afortunadamente sola, caminaba lento, buscando algo, o bueno buscando... me.
- ¿Me buscabas? - saltó cuál gato y no pude evitar soltar una risa por eso.
- ¡No... vuelvas... a... hacer... eso! - dijo, aún agitada. - ¡No!, no te buscaba.
- ¿Entonces?... - Trisha desvío la mirada, nerviosa - Explicame lo que pasó, por favor.
- Jungkook...
- No, no Trisha, no somos niños, esto lo resolvemos como...
- Adultos, tampoco somos.
- Tienes razón, pero considero, que somos maduros, ¿o no? - enmarqué una ceja. Ella mordió su labio inferior, para evitar reír.
- Esta bien - volteó para ver el salón y me jaló, para caminar lejos de todos.
Llegamos cerca al spa, que estaba cerrado y tenía una luz tenue, por algunas velas artificiales alrededor.
- Disculpame - empezó, con la mirada baja. Como sentía que el mango de la sarten estaba de mi lado, tomé su barbilla e hice que me mirara.
- Quiero verte a los ojos.
- Jung... kook - pasó grueso, no dejé de tomar su barbilla suavemente.
- ¿Hm?
- Yo... lo siento - cerró los ojos - yo, deseaba hacerlo... desde que te vi sentado en esa mesa, el día de ayer... y... lo lamento - abrió los ojos. Ese color verde que tenían, se asemejaba al mar turquesa del Caribe.
No lo pensé dos veces y la besé, era yo el que controlaba la situación ahora. La tomé de la cintura con una mano, la pegué a mi cuerpo, y con la otra tomé su nuca, para controlar la profundidad del beso.
Abrí la boca y con mi lengua delineé su labio inferior, la sentí estremecer y al segundo ella abrió sus labios, para dejarme entrar.
Sus labios sabían a mora, deliciosos, carnosos, excitante, la empuje sutilmente, hasta chocar con la pared y me pegue más a su cuerpo, que sentía caliente, sobre mi camisa delgada.
Tenía la necesidad de tocar de más, pero no permití que mis manos viajarán por su cuerpo, aunque lo deseaba con el alma.
Nos separamos por aire y la vi abrir los ojos lentamente, para luego mirarme sorprendida.
- Yo... - balbuceé - yo, quería devolverte el beso, pero no me diste tiempo.
La miré a los ojos, sin retirar mis manos de su cintura y su nuca.
- ¡Wow! - fue lo único que dijo y no pude evitar reír.
Era su palabra favorita y le dio un ¡wow! Al beso que le di, eso hizo que mi ego se elevará y mis pectorales se inflaran. Enseguida sentí sus manos posarse sobre ellos, acariciando, suavemente.
- Estamos muy... apretados ¿no crees?
- ¡Oh si!... Lo siento - deje de apoyar mi cuerpo sobre el suyo.
Ella frotaba su brazo nerviosa - Ehm... ¿te gustaría... ir a mi habitación?
Fue lo último que escuché.
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