Voy caminando por el pasillo principal. Veo a Darren —el nuevo vecino—, lo saludo con la mano y una gran sonrisa. Fue algo lindo cuando nos conocimos, y puedo creer que sea un buena opción para tener más amigos. Ahora que Atlas y Dallas se van, debo encontrar a un amigo y puede que Darren se encuentre en la misma situación que yo.
—Vaya gusto que tienes — la voz de Joy a mi lado me sobresaltó.
—¡Me asustaste! —exclamé tomando mi pecho.
—Si, eso no importa —me sonríe con complicidad.
—Vaya secreto que tienes escondido, Gustin —expresa con una voz irritante.
Ruedo los ojos. —¿Se te ofrece algo? —arrastro mis palabras.
—¿A mí? Jamás —y de nuevo, la sonrisa—. Pero hay una cosa.
—¿Si? —la observo, estoy harta.
—No me dijiste... Ya sabes, ¿qué eres de Beck?
—Absolutamente nada —digo con voz seria.
—Es tan extraño que se preocupe por ti, entonces —frunzo el ceño y la sigo a clase.
—¿Qué quieres decir con eso? —ella ríe.
—Hace poco vino a mí, pidiendo; suplicando que por favor fuera tu amiga.
Ahora yo rio.
—¿Por qué querría una amiga como tú? —ironicé—. ¿No eres tú la que guarda los secretos de la gente para usarlos en su contra?
—Espera... ¿No eres tú la que envío a dos chicos al hospital, brabucona?
Suspiro lento. Le hago mala cara y sigo caminando. No espero a que me siga, aunque en realidad y me sorprende; lo hace. Se coloca a mi lado por segunda vez.
—Bien, me he pasado pasado de la raya... Como cuando te que comparé con un adicto, no estuvo bien...
—¿Me comparaste con un adicto? ¿Pero qué te pasa? —gruñí.
—En mi defensa, tu noviecito me hartó y es lo primero que vino a mi mente —resople.
—No es mi novio —le doy una mala mirada.
¿Ahora entienden cuando digo que la gente me juzga? ¿Ahora logran comprender por qué mi molestia? Siento que todo el tiempo me juzgan por cosas que hice en el pasado y que trato de arreglar.
—Pero... Puede que tenga razón, tal vez debamos ser amigas.
—¿No dijiste que no querías ser amiga de una adicta?
—Estás distorcionando lo que he dicho.
—Compararme con uno, no ayuda. Aunque no hay mucha diferencia, ¿no lo crees? —susurro cerca de ella—. Tal vez... algún día quiera, no lo sé, hacerte algo.
Cada palabra es que ella dé un paso hacia atrás y yo uno hacia adelante. Dejandola sin espacio. Siento algunas miradas, pero no me detengo.
—Pues una orden de restricción no vendrá para mal, si eso pasara...
Sonrío con maldad.
—Me agradas, tal vez, podamos serlo.
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Originales del EBDLF
Teen FictionBienvenida a los adelantos de las próximas historias del EBDLF.